El día 1 de septiembre de 1939 Hitler dictó una orden secreta que obligaba a los establecimientos psiquiátricos a proporcionar información sobre las enfermedades que padecían los internos y, especialmente, su aptitud para el trabajo. Aquella orden constituyó el inicio de la Aktion T4, un programa auspiciado por el régimen nazi cuya finalidad era eliminar a enfermos incurables, niños con taras hereditarias o adultos improductivos. Aquella política demencial concebía el asesinato de los más débiles como un acto de compasión hacia el enfermo, así como un beneficio para la comunidad para preservar la pureza de la raza. En cumplimiento de la orden secreta, los médicos elaboraron listas de personas que debían ser trasladadas a otros centros, si bien nadie dudaba de que su destino final era la muerte. A comienzos de 1941, antes del primer traslado, el Ministerio del Interior indició a los hospitales que debían excluir a algunos internos. La comisión del hospital se reunió en el verano de 1941. Dos psiquiatras, conscientes de la atrocidad que pretendía el régimen nazi, revisaron la lista confeccionada hacía años y se esforzaron en quitar el mayor número posible de pacientes. Para ello, interpretaron de forma flexible las estrechas directrices que les había remitido el Ministerio del Interior. Gracias a su acción, muchos pacientes fueron liberados. Sin embargo, cada vez que excluían a alguien de la lista, los dos psiquiatras eran conscientes de que estaban enviado a los restantes a una muerte segura.
Después de terminar la guerra, los dos psiquiatras fueron juzgados por un tribunal de la Zona Británica. El jurado declaró probado que los dos doctores sabían cuál era la finalidad del traslado. Sin embargo, quisieron resolver el grave conflicto de conciencia que les suponía participar en aquella atrocidad mediante el esfuerzo exitoso de salvar tantos enfermos como fuera posible. La sentencia que finalmente les absolvió destacó que «la eventual voluntad de resistencia por parte de los médicos solo podía aspirar a conseguir aquellos resultados posibles dadas las circunstancias […] Sin embargo, conseguir esos resultados no era por lo general factible sin participar en la organización de la muerte».
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18/09/16 0:00
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