Algunos cruceros privados de alto standing han decidido prolongar la diversión y ofrecer en las playas máximo relax, ocupando un considerable espacio público. No solo ha ocurrido aquí, en playas naturales como las de Cavalleria, sino que este tipo de caterings, eventos o llamémosle simplemente despliegue ostentoso, ya han echado el ancla en otras calas de Balears. Por cierto, en Formentera el Consell ha tomado cartas en el asunto y les ha hecho levantar el campamento. Digo ostentación porque no me puedo imaginar qué otra cosa buscan los que navegan en un yate de 695.000 euros a la semana cuando descienden a rebozarse de arena, aunque tengan tumbonas, y a nadar con flotadores gigantes, pasando del lujo a lo hortera. La frontera es frágil, ya lo sabemos.
Vía libre
La mirada necesaria
23/08/16 0:00
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