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Cuando a un tertuliano, afín a un partido político, le señalan a un choriceado fulano o fulana de un determinado partido, otrora intocables señorías, el tertuliano saltará como un resorte, esgrimiendo una reiterada jaculatoria: el señor Griñán o Chaves o Granados o Rato o Bárcenas o Matas, no están ya en el PSOE o en el PP, ¡pero alma de cántaro! No trates a la ciudadanía como si ésta fuera un conjunto de tontos de baba. Lo que hay que sustanciar políticamente, además de penalmente, no es su estado actual, si no su pertenencia a un partido cuando lo usaban para delinquir. Porque eso de lo que se les culpa ahora, lo cometieron cuando estaban en el PSOE o en el PP por consiguiente ambos partidos son responsables subsidiarios políticamente hablando, de las mezquinas e impresentables señorías que albergaban en su seno, ejerciendo de todo poderosos paladines de la política cuando en realidad sólo eran un atajo de vulgares, pondremos presuntos, chorizos, presuntos sinvergüenzas que más que servir a la política se sirvieron descaradamente de los cargos que ocupaban, algunos para enriquecerse presuntamente robando a manos llenas. ¿Qué ahora ya no están en sus respectivos partidos? Solo faltaría. De lo que no hay duda es que se aprovecharon de los cargos que ocupaban, por tanto, el que ahora ya no ocupen sus cargos no es un eximente ni para el chorizo ni para el partido que los albergó.