Parece que podemos ser optimistas, no hay que preocuparse de lo que pueda pasar al planeta a largo plazo, parece que el fin del mundo puede llegar mucho más pronto. No el fin del mundo en sentido bíblico, pero sí en el sentido político-estructural que puede dejarnos en una situación caótica muy especial. En las últimas semanas estamos viviendo sucesos sorprendentes, cambios inesperados que reflejan una cierta destrucción de la sociedad democrática.
Primero vino el brexit. Algo que nadie esperaba, inclusos bastantes votantes ingleses lo hicieron a favor pensando que no sucedería. Se ha hablado mucho de la falta de habilidad de Cameron que para ser reelegido jugó con fuego y se quemó. Cierto, Cameron no mostró habilidad y por la obsesión por conservar el poder se ha hundido y ha hundido parte del país. Pero Cameron solo empujó el dominó, si se han ido cayendo los otros es porque estaban cerca.
Sí, la causa no es Cameron, la causa es la división y descontento en el país que ha hecho que el brexit explotara. El descontento con los gobiernos es algo cada vez más extendido. La rutina democrática de las elecciones ya no funciona. La voluntad del pueblo no sale de las elecciones. Se promete mucho y luego se hace lo que los poderes económicos fácticos dictan.
Aún es peor en cuanto a la UE. Nadie sabe qué pasa en Bruselas. Sí, hay un parlamento pero casi nada se sabe de él. Si uno tiene la sensación de que su voto no tiene peso en su país, a nivel de la UE ya no parece tener valor alguno. Hay el problema del tamaño, como mayor se hace un ámbito electoral, el peso del voto decrece y el votante ya no siente que exista relación entre él y el órgano que lo gobierna. Por otra parte los gobiernos hacen muy poco para comunicar al elector qué pasa en la UE y en muchos casos la usan para culparla de las políticas poco populares que ellos implantan en el país.
De momento el brexit ha traído mucha incertidumbre y ya hay otros dominós que pueden caer: Netxit, frexit, y dios sabe cuántos más exits. De momento la spexit no se ha mencionado.
Pero luego vinieron las elecciones en España, otra sorpresa y otra fuente de confusión: ¿Habrá alguna vez gobierno? ¿Cómo se explica el resultado electoral? Después de darle vueltas al asunto solo he encontrado una explicación consistente con los resultados. En España, el éxito de los partidos depende del número de casos de corrupción que tengan, como más casos más votos. Las posiciones de los cuatro primeros partidos están claramente correlacionados con el número de casos de corrupción que tienen. Bueno, puede que no sea solo cosa de España, al fin y al cabo cuando Pilatos hizo un referéndum para escoger qué vida salvar, si la de Jesús o la de Barrabás, ganó Barrabás. Jesús no había robado.
Desgraciadamente el doble periodo electoral no ha servido para lo que yo y otros muchos teníamos mayores esperanzas: la reforma interna de los grandes partidos. Salvo algún detalle estético, todo parece seguir igual y encima esta falta de reflexión interna y reforma ha sido apoyada por los ciudadanos.
El próximo suceso en la línea de grandes desastres pueden ser las elecciones en USA el próximo noviembre. Donald Trump, siendo ya el candidato republicano a la presidencia, sigue recibiendo muchos apoyos. Hilary Clinton no acaba de convencer y no es capaz de despertar entusiasmo. ¿Vamos a una presidencia de Trump? Eso sería un tercer golpe y pudiera ser definitivo a nuestra sociedad democrática. Es impossible predecir lo que este individuo podría hacer. Boris Johnson y Donald Trump muy bien podrían ser dos de los jinetes del Apocalipsis.
Ya lo dijo Sir Winston Churchill, en democracia cada país tiene el gobierno que se merece. Así como van las cosas últimamente, parece que los países de las llamadas democracias occidentales se están mereciendo su autodestrucción.
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