El tiempo reglamentario, incluida la prórroga, había terminado en empate. La eliminatoria se iba a decidir en la tanda de penaltis. Lo llaman «la lotería de los penaltis» como si fuese cuestión de suerte, a diferencia de lo que ha ocurrido antes sobre el terreno de juego. Digamos que las diferencias se igualan (hasta el jugador más bueno puede fallar) y la tensión alcanza su momento culminante. Millones de ojos pendientes del lanzador, que ve la felicidad o la decepción de un país concentrados en sus botas. Aquí lo psicológico influye horrores. La mezcla de inseguridad, miedo, confianza, concentración o determinación, hacen que el desenlace del partido sea imprevisible. Hombres hechos y derechos se ponen a temblar ante la simple posibilidad de fallar y que su equipo quede eliminado. De héroe a villano en un chut.
Sin flash
La tanda de penaltis
10/07/16 0:00
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