La alternancia política en los gobiernos municipales, y por tanto los más próximos a los ciudadanos, tiene estas cosas. Según sea el color del inquilino que mora `dalt la Sala' las decisiones se toman en un sentido o en otro prescindiendo, quizás en demasía, de una sensibilidad que el residente no puede agradecer, más bien todo lo contrario.
El diseño circulatorio ideado por el PP en Maó en la anterior legislatura, en varios puntos de la ciudad, no estuvo presidido por la inspiración, precisamente. Por ejemplo, la redistribución del tráfico rodado desde la plaza del Carmen hasta el Paseo Marítimo, es harto discutible, incómoda, nada práctica, siendo generoso en la apreciación. Los vecinos de las Tanques del Carme ejercitan una gimkana para salir y entrar del barrio en algunas calles con sus vehículos. Como contrapartida, al menos durante el reinado de la ahora diputada, Águeda Reynés, recuperaron la opción de acceder al centro por la plaza de la Conquista, que había cerrado el equipo de gobierno socialista al que reemplazaron.
Ahora el grupo de Conxa Juanola, como se podía intuir por más que anunciaran consensos y reuniones vecinales, ha reinstaurado aquella limitación que obliga a los habitantes de aquellas barriadas a recorrer todo el perímetro de la ciudad por la Vía de Ronda o por el puerto para alcanzar el núcleo central de Maó. ¿Quién sabe?, quizás manteniendo la alternancia cromática en cuanto a decisiones, compensa la excursión obligada por el extrarradio devolviendo un sentido más natural a las calles de aquella zona. Sería conveniente. Y así estaremos tres años más, o los que decidan los electores hasta que se produzca el relevo para que sus nuevos inquilinos hagan informes, evalúen la situación y acaben imponiendo su criterio.