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Cuentan que Manolo Puertas para celebrar su primer aniversario le regaló a su novia un viaje romántico a Roma. A los cinco años se divorciaron. Cuentan también que Ricardo Bordillos le regaló a su novia en su primer aniversario una margarita. Ahora Ricardo y su pareja cumplen veinte años de relación y él está organizando un viaje romántico a Roma para celebrarlo.

Esas dos historias nos demuestran, queridos lectores, que muchas veces la vida se reduce a un buen manejo, o no, de las expectativas. Manolo Puertas puso el listón muy alto desde el principio, y a partir de ahí cada año se tenía que superar, lo que no trajo más que decepción a su pareja y nostalgia porque ya nada era como al principio, cuánto daño ha hecho Meg Ryan y las películas románticas de Hollywood. En cambio, Ricardo Bordillos dosificó las expectativas, empezó desde atrás y fue escalando, ahí está.

Si eres una de esas personas de las que se espera mucho te compadezco, vas a tener una presión enorme. Como confían en tu capacidad te pedirán que no les defraudes, que alcances las metas que te mereces, que ellos creen que te mereces, porque tú puedes, tú lo vales y todo ese rollo que crea mogollón de estrés y ansiedad. Si cumples con las expectativas que han depositado en ti, te dirán que se veía venir, que es normal, que ya se lo esperaban, pero ¡ay amigo mío! como falles, el fracaso se multiplicara por diez, con lo alto que apuntaba y se ha quedado en nada, vaya lastima, vas a pasarlo peor que Isabel Preysler con mono de zumo de pomelo.

Por el contrario si no se espera nada de ti lo tienes todo ganado. A poco que hagas se valorará como una gran victoria que nadie había imaginado. Además, y esto es lo importante, no decepcionarás a nadie. El alcance de cualquier meta será celebrado a bombo y platillo, porque las expectativas que habían depositado en ti eran nulas. Así que relájate y se feliz, dedícate a vivir porque no le tienes que demostrar nada a nadie.

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Ya quedan muy pocos días para que se acaben la tediosa campaña electoral donde los políticos manejan muy mal las expectativas. En estos últimos días de campaña subirán el volumen y la cuantía de sus promesas hasta el infinito y más allá, como unos burdos aprendices de Buzz Lightyear.

Vótame que acabaré con el paro y la corrupción. Vótame que daré casa a todo el mundo. Vótame que terminare con la violencia machista. Vótame que conseguiré la igualdad de oportunidades. Vótame que solucionaré el genocidio al que sometemos a los refugiados. Vótame que limpiaré el planeta. Vótame y te haré un arroz con bogavante cada sábado. Vótame y te lavaré el coche por dentro y por fuera. Vótame y te daré un masaje en los pies al final de cada día. Vótame y te arroparé cada noche. Vótame a mí y además de arroparte te daré un besito en la frente. Vótame a mí y además de arroparte y un besito en la frente te prometo un final feliz. Vótame y te daré lo que me pidas y lo que no me pidas. Vótame y te llevaré al paraíso. Lo que sea pero vótame, vótame, vótame.

La hostia del lunes 27 de junio va a ser monumental para los que esperan grandes cosas. Con unas expectativas tan altas hagan lo que hagan va a defraudar aún más de lo que habitualmente ya lo hacen.

Si en algún lugar tenemos que poner las expectativas altas es en pasarlo bien en Ciutadella celebrando estos días las fiestas de San Joan, amigos, caballos y unos cuantos gin amb llimonada, eso seguro que no defrauda a nadie, de hecho todos los que van repiten. Bones festes y feliz verano.

conderechoareplicamenorca@gmail.com