La Eurocopa iba a ser un evento de alto riesgo por las amenazas reales de atentar por parte del Estado Islámico. Se iba a montar un dispositivo de seguridad máximo para identificar cualquier rostro sospechoso con suficiente antelación como para prevenir cualquier follón. Se iban a controlar puntos conflictivos para que la normalidad y el fútbol fuesen la tónica. Pero entre la obsesión por vigilar al moru cucu al gabinete especial de seguridad se la han colado un buen puñado de energúmenos que disfrutan cociéndose en cualquier bar y cruzándose la cara con el primero que pasa a sopapo limpio. Homo imbecilus creo que lo llama la evolución.
Cuando el planeta vive atemorizado por una lacra incontrolada como es el terrorismo y tiene ante si una prueba de fuego que desplaza y moviliza a miles de personas, saltan a la palestra los cazurros de siempre y su sinrazón. Hooligans que han viajado a Francia para pegarse y, si eso, ver algo de fútbol. Rusos, ingleses o de donde sean. La Policía, aquella que tendría que estar vigilando bultos sospechosos, comportamientos extraños o tejemanejes terroristas, tiene que estar cargando contra cavernícolas beodos que además de jorobarle la Eurocopa a más de uno, abren las puertas a aquellos que aprovechan el caos para sembrar la destrucción.
Guste o no, esta panda de estúpidos nos deja más indefensos que nunca y limitando la capacidad de reacción. Lo mejor es que son solo la minoría dentro de la minoría. Lo peor, es que esta misma lacra existía hace muchos años y, por lo tanto, no se ha podido erradicar. Y quedan. Y se emborrachan. Y se pegan. Y se hacen daño. Y les importa un carajo. Y, en el fondo, a nosotros también. Hasta que se maten.
Porque luego vendrá aquello de «es una lástima, era muy buena persona». No, a alguien que se divierte quedando para zurrarse hasta la extenuación con hinchas de otros equipos no se le debería echar de menos. Ni tiene derecho a la presunción de 'buena persona' que nos acompaña a todos cuando la Parca nos llama a filas. Estos son una panda de bastardos. Independientemente del escudo que defiendan.
Deberían hacer una convocatoria aparte. Si para el fútbol se llama a los mejores futbolistas, se deberían citar a los energúmenos más violentos de cada país. Montar una especie de 'Euro Hostias'. Llevarlos a una isla desierta para que allí la evolución siguiera su curso. Y se espachurraran el cerebro sin molestar demasiado.
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