Tras su viaje a Alemania, donde gobierna una gran coalición, Pedro Sánchez ha declarado que «España no es Alemania ni Rajoy es Merkel». Podría haber añadido que Francia no es Inglaterra ni Hollande es Cameron. ¿Quién se lo va a discutir? Hay cosas que caen por su propio peso y otras que hay que empujarlas.
Juan Rosell, presidente de la CEOE, dice que el trabajo «fijo y seguro es un concepto del siglo XIX» y que España «está a punto de perder el tren de la revolución digital». Solo con avanzar el palito hacia la derecha, tendremos conceptos del siglo XXI y cogeremos todos los trenes. El progreso tecnológico es imparable y el regreso será cada vez más difícil. Nos arrastra la corriente y nos agarramos a lo que sea para salvarnos. Hay que mantenerse a flote en medio de tanta inestabilidad. Cuando falla la confianza en el futuro, intentamos reanimar el pasado. La seguridad es un concepto del siglo XX y España, si la cosa sigue así, también. Podemos perder el tren de la convivencia y del desarrollo.
La amnesia histórica nos permite una gran creatividad ideológica. Pedro Sánchez no es Suárez ni Rajoy es Carrillo. Con Putin y Trump, la Guerra Fría puede ganar mucha temperatura. Otegi no es Mandela ni Maduro es Luther King. No hay que confundir las cosas, aunque todo esté tan confuso. Por eso usamos conceptos de siglos pasados, estamos enfurruñados y desorientados… y perdemos casi todos los trenes.