No nos gusta vivir en la duda permanente. La duda causa malestar. Por eso hacemos todo lo posible para salir de ella y alcanzar la certeza, aunque sea escuchimizada o de andar por casa. También hay certezas terribles. La necesidad de certeza hace que afirmemos cualquier cosa. No hace falta ser muy listo para estar convencido de algo. Algunos están confusos, perdidos, sin un gobierno todavía. ¿Hacia dónde queremos ir? Otros se preguntan cosas que no consiguen responder sin que les surjan más preguntas. ¿Por qué hay gente inmensamente guapa y otros tan poco agraciados? Es injusto. La desigualdad clama al cielo. El atractivo tiene muchas ventajas sociales. Para contentar al pueblo se podría pagar cirugía estética gratuita, obligar a los más atractivos a ir cubiertos o, en un futuro no tan utópico, mediante manipulación genética, conseguir que todos seamos guapísimos y guapísimas. A veces, podemos dar rienda suelta a la imaginación y soñar despiertos. Solo las consideraciones éticas nos paran los pies (y no siempre). Aspiramos a satisfacer deseos y necesidades, pero no siempre estamos dispuestos a pagar el precio inevitable para conseguirlo.
Sin flash
Salir de dudas
10/04/16 0:00
También en Opinión
- Crecen los particulares que alquilan sus coches en Menorca para enfado de los 'rent a car'
- Los propietarios de Binibèquer Vell activan este miércoles la reducción del horario de visitas
- El Correllengua reivindica el català a Menorca: «Mantenir la nostra llengua és un deure»
- Ciutadella repara en Cala en Brut el ‘replà’ destrozado por un temporal y advierte de los saltos
- El aviso del profesor Gabriel Cardona: «Si Menorca no responde, perderá el Grado de Ingeniería»