Llegan a la edad dorada de la jubilación o son pensionistas por otros motivos y desean viajar, a buen precio -que no gratis-, a destinos que no pudieron conocer antes, cuando el horario laboral o el cuidado de los hijos marcaba sus jornadas, sus vidas. Son los turistas del Imserso, fieles, cada invierno se les ve pasear por nuestras calles desiertas, ocupan plazas de hotel que de otro modo quedarían vacías o abocadas al cierre por fin de temporada, y aunque no puedan quizás permitirse grandes dispendios, se toman su cafecito y compran aquellas ensaimadas típicas y souvenirs para hijos, nietos y amigos. Pasean por los centros históricos, se interesan por las iglesias y monumentos, no han venido a tomar el sol, sino a conocer y descansar.
Vía libre
Mayores, no tontos
29/03/16 0:00
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