Desde el 21 de diciembre y mirando desde la lejanía de otro continente estamos presenciando en España un triste espectáculo de unos partidos que parecen no tener idea de como pactar o no tener ningunas ganas de hacerlo. Parece que los españoles en eso de los pactos no tenemos mucha experiencia. La Transición fue un ejemplo de cómo pactar y con personas a la cabeza de los partidos capaces de hacerlo. También hay que decir que en aquel momento la cosa era pactar o un posible golpe militar. Es triste, pero la verdad es que no hay como una buena amenaza para despertar la inteligencia de todos.
Ya vimos durante los últimos cuatro años la total falta de voluntad de partido gobernante a llegar acuerdos de consenso. Se confundió la mayoría absoluta con poder dictatorial y eso en una democracia no puede funcionar. El gobierno usó el rodillo de la mayoría para aplastar cualquier sugerencia de la oposición. El resultado ha sido que ahora los otros partidos no quieren pactar con él.
El problema es que ahora ningún partido parece tener idea de cómo hacer para pactar. Los pactos son muy corrientes en los países llamados democráticos y habiendo vivido en varios de ellos he visto el proceso que suelen seguir. Primero los partidos bajan el tono conflictivo con los demás para preparar al electorado y venderles el pacto. Después se encierran los negociadores a discutir el posible pacto con máximo secreto. Si hay éxito entonces salen los partidos y cada unos se vanagloria de lo bien que lo han hecho y como todo ha sido en beneficio de su electorado.
Pero España es diferente. Lo primero que han hecho los partidos es tirarse los trastos a la cabeza y hacer todo tipo de declaraciones sobre líneas rojas que bien saben que los otros no van a aceptar. Después de esa primera fase hemos visto que Rajoy se ha retirado a un lado a la espera de que algún otro partido apoye su candidatura.
Va a ser difícil que consiga tal apoyo. La política que ha seguido en los últimos años hace que nadie quiera tratos con él. Además cada día salen a la luz más problemas de corrupción en su partido. La cosa ya no es de unas pocas manzanas podridas, todo el cesto huele mal y aun que haya bastantes manzanas sanas, es necesario vaciar el cesto. El PP necesita una renovación total para volver a ganar la confianza del electorado.
En el PSOE, las ambiciones internas a la jefatura del partido han predominado sobre la necesidad del pacto. Se han hecho zancadillas, declaraciones inoportunas, todo tipo de actos para torpedear los pactos. Parece que no se dan cuenta que en este momento el formar un gobierno es una prioridad nacional. El partido está en una clara decadencia y también necesita renovación. No se puede aceptar que los barones y la baronesa estén entorpeciendo el proceso.
Es curioso que un partido basado en un movimiento internacionalista como es el socialista saque ahora líneas rojas nacionalistas. Parece que del nombre del partido se fijan mucho en la E, pero se han olvidado de la O. En especial el Sr. Felipe González, claro que el pobre aburriéndose en los consejos de administración de empresas ha perdido algo la memoria.
Las luchas internas ya han llevado a IU cerca de la extinción y a la total destrucción de UpyD. ¿No se dan cuenta que el PSOE va por el mismo camino?
Por otra parte el odio y miedo a Podemos parece una actitud común en los demás partidos. Parecen creer que Podemos ha surgido del infierno guiado por el diablo, no ven que este partido está formado por muchos de los votantes hartos del comportamiento de los partidos tradicionales. Claro que los lideres de Podemos tampoco muestran con frecuencia sentido común y parecen empezar a sufrir la misma pasión que los otros: conseguir el poder por el poder.
Ciudadanos parece siempre dispuesto para hacer de bisagra entre quienes sean, pero mejor entre PP y PSOE. Eso es curioso cuando se presenta como partido renovador y solo quiere pactar con los partidos tradicionales.
Ahora se abre una oportunidad para Pedro Sánchez de formar un gobierno en medio de este guirigay. Esperemos que algo constructivo nazca de esa oportunidad.
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