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Dicen los más pesimistas que la vida es un camino de renuncias. Sostienen los más optimistas que la vida es un camino de oportunidades para elegir. El punto medio de está dos visiones nos lleva a concluir que con la botella medio vacía, o con la botella medio llena, en la vida hay que ir eligiendo entre diferentes opciones. Debemos elegir porque no todo cabe, porque no hay tiempo para todo. Es más, los que intentan estar a todo y en todo momento, acaban por no estar a nada y no estar nunca. Podríamos decir, sin ánimo de sentar cátedra, que la vida es una cuestión de prioridades.

Cada cual que haga la lista de las cosas que le son realmente importantes, y de las que le son superfluas. Algunos pensaran que es más importante conducir un coche de alta gama que comer productos de calidad. Otros le darán más valor a tener un buen colchón para su descanso y para cuidar su espalda que una supertele de chorrocientos megapixels de definición para ver sus programas favoritos. Otros elegirán hipotecarse durante décadas para tener un salón en propiedad, y otros gastarse hasta el último céntimo en viajar. A mí por ejemplo me cuesta entender que algunos opten por criticar ferozmente a una alcaldesa por organizar una cabalgata de reyes magos, y que sin embargo esos mismos que muerden ahora con inquina, callaran ante otra alcaldesa que se fue de balneario a Portugal, mientras su ciudad vivía una tragedia con cinco muertos como fue la del Madrid Arena. Ahora bien, toda opción debería ser respetable aunque no las compartamos, allá cada cual con su tiempo y su dinero, y esto último es muy importante, así que lo repito: con su tiempo y su dinero. Porque si las prioridades de unos cuantos viene pagada con el dinero y el tiempo de otros, la jugada ya no es respetable.

El expresidente balear Jaume Matas es un claro ejemplo de una escala de prioridades muy mal hecha que hemos acabado pagando todos los ciudadanos. Cierto es, que a muchos les cuesta ver la relación causa efecto entre los derroches megalómanos del señor Matas y las deficiencias en los servicios que sufrimos ahora. Todo el dinero que el señor Matas desvió a chanchullos, prebendas y corruptelas varias, es pasta de todos que no ha ido a hospitales, escuelas o residencias de ancianos. Algunos gritan como locos por las lista de espera de su médico, pero aplaudían a Matas cuando inauguraba velódromos inútiles, o metros que se inundaban, y se hacia las fotos con el marido de la infanta, el señor Urdangarin. Y eso ahora no lo arregla, así devuelva cien palacetes a los ciudadanos de Balears.

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Por cierto el señor Urdangarin, alias el duque en-Palma-do, alias mi mujer prefiere pasar por tonta que por culpable, es otro claro ejemplo de prioridades mal entendidas pagada con dinero público. No se conformaba con tener mucho, lo quería tener todo, debía pensar: si la tengo que montar parda y robar dinero de los súbditos de mi suegro el mata elefantes, pues la lio y punto, ya se comerá Diego Torres todo el marrón, que ni tiene sangre azul ni nada.

Ahora están algunos enfrascados en independencia sí o sí, y otros en independencia ni de coña y cuidadito que mando tanques. A mi si me dan a elegir entre quedarme en su España, o en su Catalunya, me llevo nuestra Menorca a Gran Bretaña, porque es un país que siempre ha sabido cuidar sus regiones ultra periféricas y porque el billete a Londres es mucho más barato que a Madrid o Barcelona. Ya ven, queridos lectores, es solo una cuestión de prioridades.

conderechoareplicamenorca@gmail.com