Más al norte, otro energúmeno, el aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, suelta barrabasadas tan grotescas como las de los líderes chavistas, pero no encuentran el mismo eco en las cabeceras de los principales periódicos europeos. Será porque para la derecha internacional, Trump puede que sea un h de p, pero en cualquier caso, su h de p, con el que habrá que entenderse si los hados maléficos se conjugan para que alcance la presidencia del país más poderoso de la tierra. Tres cuartos de lo mismo con la también amenazante Marine Le Pen y su discurso populista/xenófobo.
Trump, Le Pen y Maduro (teledirigido por el pajarito chavista), todos con sus mamarrachadas, aunque unos sean de la derecha extrema (xenófoba, racista, ignorante) y el otro de la no menos estúpida izquierda iberoamericana (demagógica y falsaria como pocas), constituyen una especie de lobbie de extraños compañeros de cama que amenaza las libertades… Buena noticia, pues, el previsible y, esperemos que no violento, desalojo de Maduro, pero inquieta el constante crecimiento del millonario de la ensaimada capilar en las encuestas y el avance electoral del lepenismo, hasta ahora solo contenido por alianzas higiénicas…
SÁBADO, 12
Intento recuperarme de la ensopegada del Barça sumergiéndome en la densa aunque breve y certera filosofía del coreano-alemán Byung-Chul Han en su última aportación «El aroma del tiempo» (Edit. Herder), pero cuesta sacudirse la melancolía del hincha frustrado cuando esperaba la gloria. Dice el filósofo ultramoderno que vivimos una época que ya no acelera el tiempo sino que lo atomiza y dispersa. Cada instante es igual al otro y no existe ni un ritmo ni un rumbo que dé sentido y significación a la vida: «El veloz encadenamiento de fragmentos no deja lugar a la demora contemplativa: las imágenes que pasan de manera fugaz por la retina, no logran captar una atención duradera, propagan su atractivo visual y se desvanecen…».
Puede, pero el gol del empate del Depor ha asentado sus reales en mis retinas y no hay forma de desalojarlo. Mal asunto cuando ni siquiera la filosofía puede paliar tu desazón.
DOMINGO, 13
Aleluya por el acuerdo de París contra el cambio climático. Aunque sea insuficiente y podría quedar en agua de borrajas, el hecho de que la comunidad internacional haya reconocido que el problema no es un invento de la internacional progre para torpedear el crecimiento, ya es un avance de capital importancia. Tampoco es una fábula progre la creciente desigualdad ni la necesidad de una educación en valores cívicos (contra la homofobia y a favor de la igualdad de géneros, preferentemente), pero por algo se empieza.
LUNES, 14
Me voy a la cama con mal sabor de boca tras las dos horas de rifirrafe político en la televisión, sorprendido por la inicial solvencia del candidato socialista en temas económicos e incrédulo poco después por su golpe bajo al presidente en funciones, un insulto gratuito e innecesario (ya quedaba suficientemente claro en el discurso de Sánchez que cualquier dirigente europeo cazado con un SMS como el de Bárcenas hubiera dimitido ipso facto), que no debió haber tolerado un presentador que más bien parecía un espectador de un partido de tenis. Finalmente me quedo estupefacto por las marrullerías y falacias de ambos y por la torpe evitación del tema catalán (un problema político de primer orden) por parte de los dos candidatos, ambos perdedores del simulacro de debate.
MARTES, 15
Mi sobre electoral sigue vacío y mucho me temo que así viaje a la urna. Continúo abochornado por el tono barriobajero y la escasa calidad del debate político en nuestro país, más aficionado a las destralades que a la argumentación. En cualquier caso, seguiremos comentándolo después de despertar con Inés en la mañana de Reyes. Felices fiestas a todos.