Esta es una sociedad con unos derechos democráticos y libertades mucho más abundantes y generosos que en la mayor parte de los países de origen de los residentes musulmanes. La gran mayoría de las mujeres de esta religión, a las que respetamos -aunque a veces nos cueste comprender lo del velo- no se integran con las mujeres de Menorca solo se reúnen entre ellas, y tampoco las ves tomando un té con otra mujer que no sea de su cultura o religión. Ni hombres ni mujeres participan en las fiestas, ni los ves disfrutar del Camí de Cavalls, ni de las playas. Ni tan siquiera te los encuentras en excursiones a antiguos vestigios que una vez fueron fortalezas construidas por sus antepasados, como el castillo de Santa Águeda. Los occidentales caucásicos, la gran mayoría, son educados, respetuosos y no son racistas. Y estoy segura que mezclar culturas no es malo, ni contamina su forma de vivir. Enriquece. Escucho estas semanas en los medios de comunicación que deberíamos de integrar a los jóvenes adolescentes musulmanes en la sociedad para que no se sientan marginados ni discriminados. Pero qué más podemos hacer si ese adolescente no hace por asistir a fiestas de cumpleaños, por comerse un bocata al salir de clase con sus compañeros, por jugar a la pelota en la playa, por acariciar a un perro... que no está contaminado como muchos piensan. ¿Cómo vamos a hacer para que se integren?
Relaxing cup
Abrirse al mundo
25/11/15 0:00
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