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Pasó de puntillas la irrupción televisiva de Sergio Llull hace dos semanas en 'El hormiguero', el programa de Antena 3 que más audiencia concita en la franja horaria considerada prime time, entre las 21.45 y las 22.30 horas. Fue el martes 13 cuando el menorquín más célebre de la época contemporánea se coló en las casas de quienes siguen al showman Pablo Motos, ese comunicador que gusta de usurpar el protagonismo supuesto del entrevistado con demasiada frecuencia.

Según los datos de Ecoteuve, 3.172.000 personas siguieron el programa con la estrella menorquina del Real Madrid, lo que representa una cuota de pantalla del 16.4 % en el horario predilecto de los programadores. Ahora lo consideramos casi un hecho menor, pero ¿qué otro menorquín, en cualquier ámbito, ha sido entrevistado en una televisión de ámbito nacional en un espacio de máxima audiencia?. La respuesta es fácil: ninguno antes, desde que existe la caja tonta, y difícilmente lo habrá en el futuro.

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Es cierto que no fue Llull un personaje de los que dejan huella en el programa por el que desfila el star system de Hollywood. La empatía con Motos no funcionó, tampoco osó desvelar anécdotas de vestuario ni se dejó llevar por el desenfado teórico del espacio humorístico e ingenioso en el que otros salen con el carisma reforzado. El mejor deportista menorquín de la historia se desmadra en la cancha o en las celebraciones pero no ante los micrófonos donde su discurso no varía en una entrevista en el diario 'Menorca o en Antena 3. El gran Sergio apenas dejó titulares más allá de admitir que una canasta decisiva en el último segundo le produce más placer que un orgasmo.

Echamos de menos, por tanto, una referencia a su Isla. En todo caso, la dimensión nacional e internacional del personaje, centenario con la Selección Española de baloncesto, ídolo y campeón de todo con el Real Madrid, debería ser rentabilizada por Menorca y los menorquines. ¿Quién mejor para promocionarnos que el más conocido de todos los isleños?