LA HIGUERA-TALLER DE CHILLIDA EN MENORCA. En el jardín de su casa de Menorca, Quatre Vents, entre Alcalfar y s'Algar, creció esta higuera, que el escultor transformó en su taller. Foto David Arquimbau
La isla más planificada, estudiada e investigada del Mediterráneo ha de contar ahora con un Plan Estratégico. Un nuevo documento de planificación que se añadirá a todos los instrumentos de ordenación hoy en vigor, que se solapan y superponen.
Entre ellos, el Plan Territorial Insular (PTI), los planes sectoriales insulares (Canteras, Energía, Carreteras, Residuos, etc.), las Directrices de Ordenación Territorial (DOT), la Ley de Espacios Naturales de Balears con la delimitación de cada una de las ANEI (áreas naturales de especial interés);los planes generales de ordenación urbana (PGOU) y las normas subsidiarias que definen y regulan los parámetros urbanísticos de cada municipio;los planes parciales de las urbanizaciones, el Plan de Ordenación de la Oferta Turística (POOT), la Ley del Camí de Cavalls; los terrenos que han sido declarados LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves);la LOUS (Llei d'Ordenació i Ús del Sol de les Illes Balears); la Ley Agraria de Balears y la Ley General Turística, amén de infinitos decretos y reglamentos cuya letra pequeña no se puede soslayar.
Debemos añadir -y aplicar; dura lex, sed lex- las normas estatales, como la Ley de Costas, de gran impacto en una isla al marcar los deslindes del litoral, establecer el dominio público y el ámbito de la zona marítimo-terrestre;la Ley del Patrimonio Histórico Español, con los correspondientes catálogos y cartas arqueológicas de cada municipio para proteger enclaves, yacimientos y monumentos; la Ley de Puertos del Estado, de obligado cumplimiento para el puerto de Maó; y las áreas que, por su interés estratégico y militar, dependen directamente del Ministerio de Defensa. Quienes son titulares registrales de fincas -tanto rústicas como urbanassaben que los usos y actividades que podrán desarrollar dependen, no ya de la aplicación, sino de la interpretación que hacen los técnicos de las distintas administraciones de esta magmática, confusa, difusa y profusa legislación y normativas.
Las instituciones también sufren los avatares y demoras cuando intentan introducir modificaciones en sus normas porque el entramado normativo es de tal envergadura y complejidad, con la exigencia de trámites de exposición pública, presentación y respuesta a las alegaciones que cuatro años -o sea, la duración de un mandatono permiten completar el ciclo de la revisión. Aunque siempre tienen la opción del acelerón con el interés general.
Repensar Menorca
Hay que repensar Menorca, de acuerdo, pero ello no implica necesariamente redactar más planes, nuevas normas y tramitar otras leyes. Sostiene el nuevo conseller de Cultura, Miquel Àngel Maria, que «la Menorca que ahora mismo tenemos y la que queremos construir necesita ser pensada, reflexionada y debatida en profundidad». Aceptamos la mayor porque «hay auténtica hambre de reflexión y debate».
Pero, no nos engañañemos, porque en caso contrario el debate será estéril, esta reflexión implica averiguar por qué renunciaron a Menorca creadores y promotores de prestigio internacional como el escultor vasco Eduardo Chillida o el magnate británico Richard Branson, creador del grupo Virgin, con más de 360 empresas en todo el mundo. Ambos marcharon de la Isla dolidos y con la misma sensación: una profunda incomprensión y el desprecio a actuaciones que estaban convencidos tenían encaje en Menorca.
Al autor del 'peine de los vientos' le impidieron desarrollar los maravillosos proyectos que había ideado a partir del patrimonio arqueológico de la cultura talayótica, el diálogo entre las masas líticas del litoral y la tramontana menorquina, e incluso un nuevo taller-estudio proyectado en Quatre Vents, la antigua casa de veraneo de la familia Basora, situada entre Alcalfar y s'Algar.
Branson decididó abandonar antes de empezar cuando le explicaron las exigencias imposibles para sus iniciativas menorquinas, las primeras en el puerto de Maó.
Sentido común
El gran número de planes, leyes y normativas en vigor no deben constituir el argumento para impedir inversiones y actuaciones de mejora que -en los casos de Chillida y Branson- habrían beneficiado a Menorca.
Nos hemos pasado años reclamando un modelo turístico propio, pero hemos dejado pasar excelentes oportunidades como las de estos personajes singulares que hallaron inspiración y ganas de invertir en la Isla. No fue posible el entendimiento. Marcharon.
Somos una pequeña gran isla protegida, preservada, luminosa y admirada. Somos Reserva de la Biosfera. Aspiramos a la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la cultura talayótica. Somos la sede mundial de las islas Reserva de la Biosfera de la UNESCO.
Contamos con recursos y atractivos naturales, cultura, patrimonio histórico, riqueza gastronómica, productos locales de gran calidad y valor añadido... pero no conseguimos ponernos de acuerdo. Afrontemos de una vez por todas el reto de aplicar el sentido común al futuro y presente de Menorca. ¿Lo lograremos?
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