Ahora me acuerdo de la clase de francés de sexto de bachillerato. Teníamos un cura muy bien intencionado, con el que lo cierto es que aprendí mucho. En el manual de historia de la literatura francesa aparecía la obra de teatro de Jean Anouilh titulada «Le Rendez-vous de Senlis», y de pronto uno de los sabidillos del curso le preguntó qué significaba rendez-vous. El hombre puso cara de circunstancias y se vio a la legua que no lo sabía. Pero no lo confesó, prefirió improvisar echando mano de la lógica, y como el verbo rendre significa devolver dijo: «Pues eso, el devolveos a Senlis». No sé si el sabidillo se dio por satisfecho, aunque parecía algo perplejo. Yo lo miré luego en el diccionario y resulta que rendez-vous significa cita: «La cita en Senlis». Es una de las obras rosa de Anouilh: el protagonista se inventa una vida paralela para seducir a la mujer de sus sueños, pero como suele suceder en estos casos se descubre el tinglado. Ha llovido mucho desde entonces, pero todavía me acuerdo. Tal vez por eso, cuando fui profesor de inglés y me preguntaban el significado de una palabra que desconocía solía decir, simplemente, que no lo sabía. Si el alumno se extrañaba, lo cual era habitual, le explicaba que para eso existían los diccionarios, y para ponerle un ejemplo fehaciente le decía que habiendo publicado más de treinta libros aún era incapaz de escribir una sola página sin consultar el diccionario.
Les coses senzilles
Vuelan los caimanes
14/09/15 0:00
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