El niño de seis años de Girona enfermo de difteria, contra la cual no había sido vacunado por decisión de sus padres, murió el pasado sábado en el hospital de Vall d'Hebron, Barcelona. Ha sido el primer caso que se diagnostica en España en los últimos 28 años de esta grave enfermedad infecciosa, que como otras había sido prácticamente erradicada con las campañas de vacunación masiva de la población infantil, ya que está incluida en los calendarios de vacunación de la sanidad pública en todas las comunidades autónomas. Me puedo imaginar el profundo sentimiento de culpa que debe embargar ahora a esos padres, que por propia voluntad y convencidos por las corrientes antivacunas que han surgido en los últimos años, decidieron correr un riesgo que finalmente ha acabado con la vida de su pequeño.
Vía libre
Vacunas, otra crisis sanitaria
30/06/15 0:00
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