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VIERNES, 22
Cena de despedida al doctor Miguel Gascón, uno de los últimos de la generación de médicos que pusimos en marcha la Residencia Sanitaria Virgen de Monte Toro en los años setenta del pasado siglo. Mientras entrechocamos copas no puedo sino recordar a tantos compañeros de primera hora ya desaparecidos. Un carrusel de imágenes acuden a mi mente mientras reconozco rostros que a su vez me evocan estampas hospitalarias de un pasado que ya empieza a parecer cavernario pero que rememoramos con cariño y cierta nostalgia...

Miguel Gascón es uno de ellos pero no es uno más, porque su vocación médica siempre anduvo paralela a la de servicio público y político. Claro y directo, su solvencia y honestidad fue reconocida siempre por sus adversarios políticos, como lo hacía públicamente días atrás la alcaldesa de Alayor Coia Sugranyes. Se va del Hospital pero puede que vuelva. Lo que es seguro es que Otilia y Miguel nunca caminarán solos.

SÁBADO, 23
Debería estar pensando y repensando el sentido de mi voto pero he decidido decidir en la misma cabina, donde acabo rellenando (polifónicamente) los tres sobres sin haber perdido un minuto sabatino haciendo ejercicios masoquistas sobre el ínfimo nivel de los debates en España, reducidos a un lanzamiento de eslóganes y basuras diversas pergeñados en las cocinas de los respectivos partidos. El último de ellos, proferido por el presidente Rajoy («o nosotros, la gente seria, o la pandilla»), me parece especialmente desacertado y casi suicida ya que lo único claro pre match es que habrá que hablar con todos, y muy especialmente con los pandilleros.

Pero mis neuronas, abatidas por el ruido y la furia de estos interminables días de campaña, se resisten al dulce abandono de la mañana primaveral, y no paran de dar vueltas a la suerte de estos inmigrantes a la deriva que nadie quiere en su país (aporofobia se llama ver al pobre como amenaza al sistema económico). Y como escribía el otro día Xavier Vidal-Folch en «El País», no deja de ser suicida este rechazo cuando sabemos que España necesitará entre 100.000 y 250.000 inmigrantes al año hasta 2050 para compensar su infertilidad, pagar pensiones y cuadrar cuentas...

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DOMINGO, 24
Amanece con la noticia del fracaso sin paliativos de la insufrible canción apache que presentó anoche España en el inefable festival de Eurovisión, que confieso haber escuchado/ visto varias veces por razones meramente edúrneas...
Sin embargo, por la noche brota espontáneamente de mi garganta el ¡¡Iehh, Iehhhhh!! del asnal estribillo, al comprobar que el corazón de la ciudadanía nos susurra, como en la canción, el adiós de la no menos insufrible Esperanza Aguirre y de nuestro pijus maximus José Ramón Bauzá, dos personajes que me producen una erupción alérgica solo equiparable a la que me generan desde tiempo inmemorial los ex ministros Trillo y Bono. Pues eso, ¡Iehh, Iehhhh!

Por otra parte, el electorado ha sido demasiado cruel con Águeda Reynés y su equipo que han hecho una meritoria labor al frente del Ayuntamiento de Mahón, revitalizando notablemente la ciudad. Pero de la misma manera que en las anteriores elecciones consiguieron una sobrerrepresentación surfeando en la ola pepera de aquellos tiempos (Mahón nunca ha sido tan de derechas), ahora han sufrido las consecuencias del desprestigio y la prepotencia de algunos de sus conmilitones y sus políticas arrogantemente ideológicas.

MARTES, 26
Tras los desahogos personales viene la reflexión pausada. En contra de lo vertido en algún que otro texto apocalíptico / faltón que puede leerse hoy en «Es Diari», pienso que el cambio de una política no ya bipartidista sino monopartidista excluyente como la desarrollada en nuestra comunidad los últimos cuatro años, a una multipartidista, puede ser una bendición, como afirma el profesor de Calidad de Gobierno de la universidad de Gotemburgo Víctor Lapuente: «En tiempos de crisis, los Gobiernos débiles producen resultados más robustos. Son más reformistas, menos corruptos y más progresistas... Sin ganadores ni perdedores absolutos, las reformas se solidifican y sobreviven a sucesivos cambios de color político. A la inversa, las reformas de gobiernos fuertes como los de Thatcher, Cameron o Rajoy ahora, presentan una bella factura ideológica, pero son frágiles como el cristal. El inevitable péndulo de la alternancia política tarde o temprano las romperá...»

Pero pactar significa reconocer que el Otro tiene parte de razón y por tanto ceder y aceptar pulir las partes más ariscas del propio programa e incluir planteamientos ajenos. Menorca no puede permitirse volver al No sistemático ni a la siembra inmisericorde de hormigón. Menos trabas al emprendimiento y menos mega rotondas podría ser un buen punto de arranque.

MIÉRCOLES, 27
Según un informe del Instituto Nacional de Estadística, casi trece millones de españoles están en el umbral de la pobreza y uno de cada tres menores de 16 años en riesgo de exclusión social. Y aún los hay que se extrañan de que con semejante fraking acaezcan movimientos tectónicos...