Es complicada la tarea que se traen entre manos los fiscales y jueces. Muchas veces, a lo largo de interminables vistas y juicios, me ha pasado por la cabeza la idea de que no cambiaría mi sitio, la de testigo circunstancial de los errores, las bajezas y las penas -que suelen ser más que las alegrías-, que pasan por los jugados, por el sitio de quienes llevan la toga. Los periodistas anotamos y contamos luego, con la mayor precisión y objetividad posibles, lo que allí sucede; ellos tienen que solicitar o sentenciar castigos, juzgar, algo que se me antoja muy difícil, sobre todo porque no te puedes dejar llevar por los sentimientos ni empatizar con nadie, ni con las víctimas ni con los procesados, que a veces también puede ocurrir. Porque nadie está libre de tropezar en esta vida.
Vía libre
Visto para sentencia
19/05/15 0:00
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