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A veces se juntan motivos para la alegría y la tristeza en un mismo día. Como no sabemos estar tristes y alegres al mismo tiempo, tenemos que elegir. Los motivos no desaparecen, pero nuestro estado de ánimo se define y colorea según el peso emocional que le damos a cada experiencia, en un preciso instante. Si reímos no podemos llorar, si nos ilusionamos no vemos inconvenientes, si dudamos no podemos creer y si creemos no solemos dudar. Dicen que el que canta su mal espanta, pues la música nos libera de preocupaciones, cuando absorbe nuestra atención y nos envuelve con su agradable combinación de notas y sonidos.

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La melodía puede ser melancólica o marchosa, el ritmo pausado o frenético, la armonía disonante o consonante, pero una vida sin música resultaría harto monótona. Elegir es inevitable cuando las cosas son incompatibles entre sí: o eres honrado o solo lo pareces, por ejemplo. De las cosas más serias hacemos chistes, para desactivar su poder opresivo a base de carcajadas. Necesitamos estar animados, confiados, alegres, contra viento y marea. Es mejor vivir en positivo que enfadados o de mal humor.

Pronto veremos resultados electorales. Radiografía sociológica que nos indica cómo está la gente, en un momento dado. Influirán su estado de ánimo, sus expectativas, sus convicciones. Habrá que seducir a los electores, más que convencerlos a base de promesas. Porque la gente, no nos engañemos, vota con el corazón.