Vía libre
El proceso de vivir y de morir
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico sitúa a España a la cabeza de la Unión Europea en esperanza de vida al nacer. La media está en 82,5 años. Una buena cobertura sanitaria pública, pese a la crisis, está detrás de ese dato positivo, y ello aunque se mantengan hábitos pocos saludables como el tabaquismo, aparezcan nuevos problemas como el incremento de la tasa de obesidad infantil o surjan amenazas en forma de nuevos virus. En su conjunto nuestra sociedad está -estamos todos-, acostumbrada a que se alarguen los años de vida y a que ésta sea de la máxima calidad posible. Prácticamente tenemos una píldora para cada uno de nuestros dolores, del cuerpo o del alma, y el shock llega cuando, en toda su humilde humanidad, un médico confiesa que no tiene el remedio; o cuando, como se manifestó en el reciente encuentro de enfermedades raras, los afectados comienzan el drama del peregrinaje en busca de un diagnóstico acertado que no llega. En ocasiones la ciencia no tiene respuestas o no las ha encontrado todavía y llega un momento en el que hay que enfrentarse al final de la aventura.
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