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El Papa Francisco cada vez me gusta más. Un hombre sencillo que hace actos sencillos. Es humilde en su grandeza. Y es que acercarse a quién lo necesita, escuchar, llamar sin protocolo, interesarse por otras religiones y sumar. Saber lo que ocurre por el mundo y no mirar a otro lado. Decir las cosas con sensatez y no irse con ambigüedades. Dejar que la justicia actúe en su propia casa. Un Papa que no deja a nadie indiferente. Sigo sus andanzas no solo en los medios -ma llaman la atención las noticias que hablan de él- sino en la redes sociales. Le di a me gusta hace unos meses a «News.Va Official Vatican Network» en español. Y estoy encantada. Recibo diariamente noticias de las andanzas de esta persona que cada día me fascina más. Es todo un líder quizás porque no se lo cree. No me considero una cristiana del todo practicante como debería ser, pero Jorge Mario Bergoglio hace que me acerque a la religión en la que fui bautizada. Porque Bergoglio habla mi mismo idioma. No hay que tener hijos como conejos; ni hay que ironizar sobre Mahoma para molestar a los que creen en este profeta; los religiosos que abusan de indefensos tienen que ser ajusticiados; hay que intentar acercar posturas entre judíos y musulmanes. Y sobre todo es un hombre, una persona que me da paz. Apacigua mis miedos en un mundo un poco loco de injusticias sociales, de enfermedades, de terrorismo. Es un papa que está poniendo cordura a la religión cristiana. Humaniza con su forma de actuar. Por ejemplo, a través de esta red social de facebook, el «News.Va», me informaba de que el Papa Francisco hacía una visita sorpresa a uno de los barrios pobres de Roma. ¿Cómo te quedas? Vamos me imagino a esas personas yendo a sus quehaceres rutinarios. a comprar el pan, al bar de la esquina, salir a fumarse un pitillo, correr porque llegas tarde al ambulatorio y de repente... wow! un hombre vestido de blanco impoluto con birrete, con sonrisa perenne y acento porteño en las calles que recorres a diario. Esas calles que sorteas porque huelen mal, o porque son aburridas, o tristes y ese hombre las está pisando como tú. Yo no sé cómo hubiera reaccionado si de repente me lo cruzo en mi barrio, aquí en Menorca. Quizás con lo sensiblera que soy me hubiera puesto a llorar de emoción. En mi condición de periodista estaría llamando al director del diario para darle la noticia, pero reflexionando, egoístamente, me hubiera acercado a conversar e invitarle a dar un paseo o tomar un coffee y hablar de la vida sin más. Qué extraordinario el papa visitando por sorpresa un barrio, esas cosas se echan en falta también en la política. El Papa dando ejemplo. Lástima que nadie le copie.

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@sernariadna