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La antigua casa del vigilante que controlaba el bombeo de agua para abastecer la Base Naval del puerto de Maó, en desuso desde hace varios años, ha sido restaurada para emprender una nueva etapa.

Menorca cuenta desde este pasado fin de semana con una nueva casa de colonias, en este edificio de la Armada, frente a la ermita de Sant Joan dels Vergers de Maó, un espacio natural moldeado por el hombre durante siglos. Esta iniciativa ha sido impulsada por Antoni Fullana Marquès, sacerdote de Ciutadella que dirige la parroquia de Sant Francesc de Maó y es el responsable de la ermita.

Transformar y reconvertir una instalación de vigilancia de la Armada Española en una casa de colonia no ha sido tarea fácil. Las gestiones para conseguir el uso de aquel edificio que permanecía cerrado empezaron hace diez años. El objetivo se alcanzó mediante el acuerdo que firmó el Obispado de Menorca con el Ministerio de Defensa.

La histórica ermita de Sant Joan des Vergers necesitaba una reforma y darle nuevas actividades. La Iglesia de Menorca pensó que con una casa de colonias podría habilitar el entorno y la ermita adquiriría así una nueva dimensión espiritual, de evangelización y de encuentro.

Esta decisión, adoptada de forma conjunta por el obispo y los sacerdotes del arciprestazgo de Maó, ha adquirido forma gracias a la comisión que ha gestionado el proyecto, las aportaciones económicas conseguidas y el gran número de voluntarios que han participado. «Era impensable la respuesta obtenida», afirma Antoni Fullana.

La Iglesia de Maó gestiona este espacio que le permitirá ampliar las actividades parroquiales. La Casa de Colonias de Sant Joan dels Vergers, con treinta plazas, ha acogido al primer grupo, formado por miembros de la parroquia de la Concepció.