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VIERNES, 23
«El cura y los mandarines». Tela marinera. Un tocho de ochocientas páginas que no se atrevió a editar el presidente del Grupo Planeta José Manuel  Lara, y que he devorado como la más intrigante de las novelas. Lo firma Gregorio Morán,  un habitual en «La Vanguardia», donde publica sus polémicas «sabatinas intempestivas», trufadas de verdades y adustez a partes iguales. Articulista sin concesiones a lo políticamente correcto, documenta sus apreciaciones y  reparte hachazos a diestro y siniestro con un tono tan desabrido que a veces parece injusto o excesivo, sobre todo cuando se refiere a personas que uno ha conocido, estimado e incluso admirado, a lo largo de tantos años en el Ateneo.

El libro se subtitula «Historia no oficial del Bosque de los Letrados. Cultura y política en España 1962-1996» y el busilis del libro está en la metamorfosis de tantos intelectuales que pasan del franquismo a la democracia como si  cambiaran de peluquería y van constituyendo los diferentes mandarinatos culturales de la democracia, con mención especial para su intelectual orgánico, el diario «El País», lo que pudo y no llegó a ser. Los mayores palos se los llevan entre muchos otros Camilo José Cela, precisamente uno de mis peores recuerdos ateneísticos, un día aciago en su compañía, el intelectual orgánico del franquismo Pedro Laín, La Real Academia Española de la Lengua (motivo de la renuncia de Lara), y sobre todo el cura Jesús Aguirre, cuya trayectoria, desde sus sermones rojillos en el púlpito a su exaltación a Duque de Alba consorte de Dª Cayetana, es desmenuzada con especial saña.

Morán se plantea una pregunta clave mientras atraviesa el bosque de letrados: ¿Qué fue sucediendo para que las figuras críticas de nuestra cultura de los años sesenta se fueran haciendo cada vez más conservadoras, hasta convertirse en institucionales? Podría ser que la propia cutrez del franquismo creara el espejismo de que todos éramos mucho más rojos de lo que realmente estábamos dispuestos a asumir…

SÁBADO, 24
Ambiente sabatino en C'an Pota, otro de los tapódromos  de moda en este Mahón de los albores de año. Tramontana inclemente que obliga a resguardarse al abrigo de un buen vino y la charla espontánea y amigable. Una colla de las de toda la vida, capitaneada por los siempre joviales Pito Pérez y Memo Cardona,  nos recibe en la mesa de la pulmonía por la que se filtra el viento intimidante, retrotrayéndonos a épocas en que Carrer Nou y Arravaleta, trufadas de bares legendarios, eran una fiesta. Y nosotros, ay, estábamos allí.

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A pesar de los elementos desatados, el Ateneo luce sus mejores galas en la tarde sabatina para acoger la XIV edición de los ciclos de Cultura Clásica con un  lleno hasta la bandera de un público mayoritariamente femenino (había fútbol en la tele) que acude para escuchar un año más al maestro (en su acepción más noble) Francesc Casadesús, coordinador  del ciclo, quien abre con un reconocimiento a la banca buena, La Caixa en este caso, que año tras año patrocina un curso que es un milagro: ¿qué otra cosa podría ser el que un centenar de personas se den cita en una entidad cultural en una tarde de sábado de lo más desapacible para escuchar una disertación de hora y media ¡sobre centauros!...

La doble naturaleza animal y humana de eses seres mitológicos que se vinolentan a la segunda copa, es la permanente lucha del humano para embridar  fuerzas ocultas que nos llevan a la catástrofe una y otra vez. Ah! Y un segundo milagro, todo ello entre carcajadas. Gracias eternas, profesor Casadesús.

DOMINGO, 25
Los artículos de  José Barber, ayer, y Josep Bagur hoy sobre sus experiencias con allegados enfermos en sus traslados aéreos  a centros de referencia son, además de pertinentes por la denuncia de un grave problema irresuelto, evocadores para quienes  hemos sufrido experiencias semejantes, como médico acompañante en una dramática ocasión o como familiar directo en otras no menos serias. Y es que los menorquines, excepto en rotondas y filtraciones tóxicas per capita, seguimos siendo ciudadanos de segunda.

LUNES, 26
Consummatum est: Los rojos rojísimos han ganado las elecciones en Grecia y las fuerzas vivas de Occidente se han puesto de los nervios. Aquí, más pendencieros, la emprenden a insultos y descalificaciones a la fuerza hermana de Syritza, Podemos, consiguiendo el efecto contrario al perseguido: que  entre amplias capas de la población  cada día  caigan más simpáticos esos osados profesores universitarios que amenazan con remover el anquilosado sistema político español pero que no acaban de hacer limpieza de telarañas venezolanas en su propia casa.

MIÉRCOLES, 28
Las cifras macroeconómicas van bien. La vida de la gente, con la fuerte devaluación interna y el notable deterioro de los servicios sociales, no tanto. ¿Esto es populismo?