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En este país no le va a contratar ni dios, vaya tomando nota por si le quedaba alguna duda. Pero si alguien decide contratarle le va a explotar y mucho. Aprovechándose de la coyuntura muchos empresarios le pagarán cuatro euritos para que usted curre como una mula. Y su gobierno le dirá que mejor es ser precario que parado, ¡no has fastidiado!, también es mejor que te amputen una pierna a que te amputen las dos, pero ninguna de las opciones es buena ni aceptable.

Si ya ha quedado claro que es más difícil encontrar un trabajo digno que un político con poder honrado (que no me llore ninguno por la injusta generalización, porque oportunidades de demostrar lo contrario han tenido, pero el servilismos y el corporativismos les ha callado la boquita) o un banquero ético, nos quedan dos alternativa: emigrar a los pocos países que aún conservan ciertos derechos para los currantes o montar su propio negocio, lo que se conoce de toda la vida como autónomo y ahora los mas anglófilos llaman freelance.

Cuando el Gobierno dice que hacen falta emprendedores y gente creativa y toda esa monserga, lo que realmente nos están diciendo es: búsquese usted la vida como pueda, que después iré yo a machacarle a impuestos para pagarme mi vida ociosa y llena de lujos horteras A currantes y pequeños empresarios, ¡ojo!, a los grandes no se les toca, No olviden nunca, queridos lectores, que nuestro Gobierno lleva grabado a fuego, en cada una de sus células, una ideología neoliberal salvaje que levantaría de sus tumbas a Ronald Reagan y Margaret Thatcher para bailar el vals de felicidad, mientras el economista Milton Friedman, padre del monstruo, saborea una copa de champán y satisfacción.

A pesar de esa perversión pocas alternativas quedan. Lo de irse fuera, sino es por voluntad propia, es una tragedia. Es el desarraigo, la emigración pura y dura, no es irte de Erasmus como si tuvieras veinte años, no es movilidad externa como dijo una ministra de Trabajo que no ha trabajado nunca, es un drama en toda regla. Y no es broma, algunos han llorado de corazón cuando veían alejarse la costa de Menorca, hartos de malvivir porque por más talayóticos que nos creamos las piedras no se comen. Veamos por tanto la segunda opción.

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Dicen los expertos, cójanlo con pinzas porque fallan más que en sus predicciones que Sandro Rey, los negocios convencionales están cerrando uno detrás de otro. Por lo tanto imaginación a tope y creatividad sin límites.

Los negocios extravagantes van desde el tipo que comercializa una cerveza para perros hasta otro que gestiona una escuela de sirenas, desde una empresa que se encarga de tu resaca y de recoger los restos de una fiesta a otra que monta un café para gatos, el universo de las friquitendencias es infinito.

Buscando negocios raros uno de los primeros que aparece es la página web diseloconmierda.com, una empresa especializada en enviar mierdas, de imitación o reales, a domicilio envueltas como si fueran un regalo, escatológico pero rentable. Ya que les hago publicidad me podrían patrocinar este artículo, aunque algunos podrían calificarlo como un texto de mierda, es un riesgo que debo asumir, porque fuera de los de mucho talento, y de los palmeros del poder, lo de los artículos no da para vivir.

Si se ve obligado a emigrar, o forzado al autoempleo para vivir, aunque no salga del todo bien, mantenga la cabeza bien alta, porque una derrota con dignidad es un triunfo, un gran triunfo.