Cuando las antiguas tendencias separatistas cogen fuerza, avivadas por la caótica situación que atravesamos, volvemos a celebrar la Fiesta Nacional, con el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas. Puede que no todos celebren esa fiesta, porque la cohesión se resquebraja gravemente (exceptuando la que proporciona imaginar un enemigo común), la conflictividad se encona, y mucha gente cansada de convivir y del mal rollo, sueña con el divorcio. Es una situación que no ha caído del cielo, pues se ha ido fraguando diariamente y alimentando sin que fuésemos demasiado conscientes de ello, ocupados como estábamos en menesteres más lucrativos. Creímos en una democracia sin esfuerzo. Y tanta singularidad, acaba perjudicando la pluralidad. Bonito sueño, desde luego, sentirnos unidos por encima de nuestras diferencias.
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Los tiempos que corren
12/10/14 0:00
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