Las noticias pueden parecer cosas sueltas, puntuales. Un batiburrillo inconexo de novedades informativas. Caprichos del azar que algún periodista nos sirve y actualiza, para que podamos evitar la desagradable sensación de no enterarnos de nada.
Una noticia suelta, es como una palabra sin frase: no tiene mucho sentido ni un futuro demasiado halagüeño en la memoria. Como un cohete de artificio, se desvanece al poco de estallar en el aire, dejándonos boquiabiertos. Hablando de estallar, las noticias bomba pueden causar un revuelo impresionante, pero con el paso del tiempo, la reacción amaina y si te he leído, no me acuerdo. Hay que desactivar las noticias bomba con mucho cuidado, si queremos llevar una vida tranquila y sin sobresaltos.
Las noticias tontas pueden producir angustia, distraer la atención o hacernos creer que en este devenir eterno, todo vale igual y tiene la misma importancia. Da lo mismo un reportaje sobre la explotación infantil, que una receta de congrio. Los yihadistas reclamando al-Ándalus, que trabajar en una vacuna contra el cáncer. ¿Qué relación puede haber, entre la desaparición de las abejas o los arrecifes de coral, y la acción del hombre sobre el ecosistema?
He empezado a buscar relaciones entre noticias, por si descubro algo interesante. He leído que un disparo en Sarajevo, desencadenó la Primera Guerra Mundial. También una buena acción, podría salvar a millones de personas.
