Una cosa es sudar el despacho en la campaña electoral y confiar luego que las urnas sean favorables para llegar a ser alcaldesa de Madrid y otra muy distinta es conseguirlo sin haber pasado por las urnas para ese puesto, simplemente por la circunstancia, probablemente calculada de quien ocupaba la primera vara municipal dimitiendo para ser ministro de justicia, salvadas todas las distancias como si le hubiera tocado el puesto en una rifa, que diría Sabina. Unos años de alcaldesa han bastado, no para reivindicarse en el puesto por la gestión llevada a cabo, sino más bien para confirmar que a esta señora le pasa todo lo contrario, de manera que el PP hará bien si quiere seguir manteniendo en nómina la alcaldía de Madrid en no presentar a la señora Botella para el puesto.
Sa gleva
Como si fuera el anuncio de un protésico dental
24/06/14 0:00
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