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El grandioso espectáculo de tradición y fiesta popular del 23 y 24 de junio en Ciutadella, con la generosa acogida de toda una ciudad que abre sus puertas, ha adquirido tal renombre que la afluencia de visitantes cada año es mayor.

Las fiestas de Sant Joan de Ciutadella, que han ido evolucionando a partir de su origen religioso y raíz payesa que hallamos en la Obraria de Sant Joan, están amenazadas por la masificación. La marea humana que inunda los escenarios tradicionales dificulta la celebración de los actos protocolarios y exige el despliegue de un gran dispositivo para garantizar la seguridad y la asistencia sanitaria.

Las miles de personas desplazadas a Ciutadella viven, en un contexto festivo y de gran bullicio, la desinhibición colectiva propiciada por la masiva ingesta de bebidas alcohólicas. Añadamos el gran número de menores de edad y adolescentes que acuden a Ciutadella para participar, lejos de la rutina y el control paternos, en lo que consideran una fiesta de iniciación.

Sant Joan no puede amparar ni consentir excesos como la pelea multitudinaria registrada la pasada madrugada en Es Pla. Las fiestas de Ciutadella han de brillar por la espectacularidad y belleza plástica de los actos ecuestres, el sentido de los Protocols; y los caixers, cavallers y los caballos de raza menorquina como grandes protagonistas.

El operativo de seguridad para garantizar el orden y la convivencia moviliza a 500 personas, al incluir a Policía Local, Policía Nacional, Guardia Civil, Cruz Roja, Protección Civil y voluntarios de Sant Joan, que desempeñan una función de primer orden. Este año también se han incrementado los recursos para atender las emergencias médicas.

La valoración de Sant Joan 2014 exige adoptar medidas para evitar que la masificación las acabe matando de éxito.