Circulando en coche hace ya algunos años en el extranjero me llamaron la atención unas enormes vallas, a ambos lados de la autovía, en las que se pedía, se animaba a los conductores, a denunciar a otros que condujeran bajo la influencia del alcohol y otras sustancias. Supuse que probablemente muchos denunciarían, y también pensé que, aunque cada vez más estamos concienciados de los riesgos de ponerse al volante con unas copas, en mi país casi sucedía lo contrario. Aún es corriente circular y que unos conductores avisen a otros mediante ráfagas de luces de la presencia de un control policial. Una especie de costumbre muy al hilo de nuestra clásica picaresca que no se entiende, ¿por qué salvar a quien un día, por sus excesos, puede ser verdugo de alguien que conduce, pasea o va en bici tranquilamente?
Vía libre
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10/06/14 0:00
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