Mi nieta, que vive en Barcelona cargada de libros nuevos, aturullada por tres lenguas distintas y una manifestación callejera cotidiana, recién llegada de vacaciones me pregunta : «¿Para qué sirve todo esto?» Pero antes de contestarle, le recomiendo encarecidamente que evite la presencia de los Mossos d'Esquadra: recientemente sus actuaciones son letales… Vivir es lo primero.
Estudiar, aprender, ejercitarse en la cultura no debería servir para nada; por lo menos, no tener únicamente una finalidad alimenticia, como hoy. Aprender (aprehender) para ser persona, para poder verbalizar el mundo. Y dada mi alienación idealista (en terminología marxista), pienso que el cultivo de la ancha cultura debería hacernos, sobre todo, mejores personas… Creo incompatible con ella la ruindad ética y moral, aunque, ¡ay! ha habido estentóreas excepciones, sí. Pero Franco era esencialmente un analfabeto; Hitler, un cabo cutre; Pinochet era un tahúr cuartelero; Fidel Castro, un sectario iluminado. And so on.
Escribió Paul Sartre «Que el hombre era una pasión inútil»; ahora, ya ni esto: el hombre ya no es siquiera una pasión. El hombre se ha convertido en un frenesí tecnológico, galopante hacia los signos exteriores del poder y del dinero (pleonasmo). Y una vez on the top, ya no volverá a leer un libro en su vida, a menos que éste le sea útil para mantenerse: el Visa (platino) como su nuevo DNI…
