Se hablará mucho sobre Europa con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo. Se hará campaña electoral y se pondrá verde al adversario. Hay quien opina que nos jugaremos mucho ese día. Pero otros van en dirección contraria a la construcción europea y prefieren separarse. La tensión irá en aumento, a medida que las posturas se radicalicen. Tampoco es nada nuevo.
Economía, educación, emigración, defensa, derechos humanos... las cabezas pensantes de los diferentes países tienen que dar lo mejor de sí mismas y liderar la salida de la crisis por medios pacíficos y no violentos. No resultará nada fácil.
Pero ¿dónde está el corazón de Europa? ¿Todo se reduce a ser competitivos, aún a costa de ser insolidarios? ¿Es una cuestión de intereses económicos? ¿Acaso vale la pena luchar por ello?
Con ocasión del Programa Comenius, un grupo de profesores visitó hace poco la Isla del Rey. Venían de Estonia, Finlandia, Escocia, Italia y Alemania. Visitamos con ellos las diferentes salas del antiguo hospital y pudimos contemplar la impresionante maqueta del acorazado «Rom», realizada por uno de los muchos voluntarios que allí colaboran.
Mario Cappa, el italiano autor de ese trabajo, nos dirigió unas emotivas palabras. Vale la pena que lo escuchen, si tienen ocasión. O que conozcan la historia que se intenta mantener viva en esa sala. Porque ahí, precisamente, es donde palpita el corazón de Europa.