Terra de Vent
El cuento de la piruleta se ha acabado
16/02/14 0:00
A la mayoría de políticos les gusta soñar que van a dejar «algo» perenne, algo nuevo, una mejora, que cuando ya sean socios del «Esplai» les produzca una íntima satisfacción cada vez que pasen por delante. A casi ningún político le place ser solo un buen gestor, ayudando a atender los problemas ciudadanos, preocupándose por la gente, sobre todo por la que más atención necesita. Quieren un edificio, «algo» físico. Es como la piruleta de un niño, el deseo natural, la atracción por lo dulce.
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