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En la mayoría de las ciudades más grandes de España se organizaron multitudinarias manifestaciones: Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, etc. apoyando a los manifestantes del barrio de El Gamonal en Burgos. La mayoría de aquellos manifestantes, ni siquiera deben saber que este barrio burgalés hasta los años '50, aún era un pueblecito eminentemente cerealista en la diáspora de Burgos, que por la demografía urbanística fue absorbido por su gigantesco vecino.

La protesta se fraguó por el descontento vecinal que no quiere ahora un gasto desquiciado en un prescindible bulevar, teniendo como tienen, otras prioridades perentorias desatendidas. Y así hasta devenir las protestas en el barrio burgalés en manifestaciones cada vez más numerosas, más enquistadas y hasta más violentas. Hasta aquí todo parecía un proceso lógico, pero hete aquí, que de pronto en las ciudades de media España se organizaron manifestaciones, en apoyo dijeron, a los manifestantes del barrio burgalés de El Gamonal. Gentes que ni les iba ni les venía lo del bulevar ¿cómo era posible eso? La respuesta hay que buscarla en una ciudadanía oprimida, harta y profundamente cabreada de tener que soportar esa alegría imprudente con qué incluso, en estos tiempos de penuria, los políticos gastan millones a manos llenas, millones esquilmados de la buchaca del contribuyente. Por eso pienso que lo de El Gamonal de Burgos, ha sido un aviso a navegantes, de manera que los gastadores del dinero ajeno, deberían de tener mesura y prudencia a la hora de no invertir por ejemplo, en proyectos como los de Valencia con Calatrava que luego se caen a cachos, o como esos aeropuertos sin aviones, o esas costosas líneas férreas para el AVE que acaban clausurándose por falta de pasajeros, o esos gigantescos edificios cerrados sin provecho que además cuestan una millonada de mantener.

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No se puede tensar y tensar la cuerda entre los administradores y los administrados cuando el país tiene más de 5.800.000 parados, porqué se corre el peligro del estallido social, que una vez producido, puede degenerar en consecuencias imprevisibles.

En Libia un tal Muamar El Gadafi, sufrió él y toda su familia en propia carne las iras de un país harto de aguantar sus tropelías, como pasa ahora con Asad en Siria, Saleh en Yemen o Ukrania con docenas de miles de manifestantes que están costando ya muchas vidas humanas, ante el endurecimiento de una ley que prohíbe las manifestaciones.

Salvadas sean todas las distancias con esos países, entre entras razones porque al cabreo social en España, no hay que sumarle la carga fundamentalista de otros países donde el malestar unido al fundamentalismo, causa estragos terribles, donde la protestas sí hemos visto y estamos viendo que degeneran en sangrientos conflictos bélicos. En cualquier caso, esto es un tema que incluso en un informe confidencial de la policía, se ha dicho: «Gamonal no es un ensayo revolucionario exportable a todo el país». Me pregunto en que estarían pensando para poner esa advertencia en un informe. La verdad es que más nos vale que no sea un ensayo revolucionario, aunque eso no quiere decir que no haya que prestarle la atención que este tipo de situaciones aconsejan.