Viernes santo, recuerdos en cascada de tiempos piadosos, murmullos, risas ahogadas, películas de romanos y/o leprosos, oficios de tinieblas, visitas familiares a monumentos, dietas de bacalao y, el momento estelar, cuando me vestía de cofrade de La Sang y me dirigía, anhelante, a la iglesia de San José. A los quince o dieciséis años me despedí a la francesa, dejé de acudir a la cita. No quería seguir yendo simplemente por costumbre, por ver a los amigos, por pasarlo bien repartiendo caramelos a las chicas. Por respeto y porque quería ser coherente con otra forma de pensar y sentir. Y así se acabó. El uniforme, ¿hábito?, debe de estar en algún armario, testigo mudo de otros tiempos.
Este viernes de 2013 contemplo la espectral procesión desde la balconada de Ses Forquilles, donde por lo menos cumplo el rito del bacalao a sa llauna. El efecto magdalena me trae a la memoria el misterioso cuarto oscuro en el que mi padre llevaba a cabo los sortilegios oculares que encandilaban al niño-cofrade. Y es que la lobreguez ambiental es tan grotesca que uno parece metido en el túnel del tiempo, cuando el rezo no era sólo conveniente sino obligatorio. ¡La calle es mía dijo uno de ellos! Pues parece que vuelve a ser así…
1-IV-13
Tras la jocosa lectura de Es Diari en la que me trago un buen rato el reportaje de la "taula atornillada", una de las bromas más sutiles y bien urdidas de los últimos años en es día d'enganar (habría que hacer un recull de ellas), vamos de excursión a Ciutadella con un íntimo amigo catalán. Nos conocemos desde los tiempos universitarios en Zaragoza y, fuera de los asuntos de colegas, disentimos en casi todo. Y es que mi amigo habla siempre castellano, es del Real Madrid, le gustan los toros, y no admite ni que se hable del "derecho a decidir". Se queja de que se siente un apestado viviendo en Barcelona.
-Es que tú eres un españolazo con dos c. y estás en un país de relativistas que no saben lo que quieren ser de mayores.
-Tú ríete, pero no me gustaría tener que irme del que siempre ha sido mi país.
-Pero hombre, sólo se trata de saber de una vez lo que quieren, pero pase lo que pase, nadie va a impedir que luzcas tu toro de Osborne ni que comas paella, el folklore vende mucho en Las Ramblas; además tienes un importante punto a tu favor: eres anti Mourinho, o sea un madridista light, y eso pesará a la hora de revisar tu nueva ciudadanía. Yo mismo testificaría a tu favor…
5-IV-13
Siguen los debates clásicos. Después de papas, camarlengos y purpurados, ahora va de infantas, ayudantes de campo, y coronas. La prensa del carajillo party le salta hoy al cuello al juez Castro y, como de costumbre da vía libre a la desmesura: que si conspiración antimonárquica, que si campaña de demolición de las instituciones, y demás hipérboles tan del gusto de una parroquia en permanente estado de excitación. ¿No sería más razonable tratar simplemente de depurar las responsabilidades de un ex jugador de balonmano del Barça (snif) que presuntamente ha choriceado dinero público y dilucidar si su esposa tuvo algo que ver en ello? Sin más alharacas. Mientras tanto, revisemos con calma el estatus de la Casa Real y tratemos de convencer al Rey, ya con demasiados achaques físicos y morales, de que abdique en su hijo. Para empezar.
8-III-17
En la desapacible mañana dominguera me llama Tomeu Gili para darme cuenta del fallecimiento de nuestro común amigo Tirso Pons y me quedo paralizado. ¿Qué puede decir uno cuando se va un ser querido que es además un referente de nuestra vida social y política de los últimos treinta y pico años? Listo y astuto como un gato (panzudo, ronroneante, mimoso), parecía relamerse las uñas permanentemente, de puro gusto de vivir, siempre sabía lo que decía, argumentaba con fundamento y sonreía con afable naturalidad mientras desmontaba tesis ajenas con un humor socarronamente casolà. Tampoco en el club de tenis Trepucó van a ser lo mismo los domingos…
9-IV-13
Addenda a mi artículo "La feria de las etiquetas" (El País, 1-IV-13. Es Diari 3-IV-13) sobre la figura de Margaret Thachter:
Si digo que ayudó a acabar con la pesadilla del comunismo, que cortó saludablemente las alas a unos sindicatos demasiado poderosos y que infligió una cura de adelgazamiento a un estado de bienestar adiposo puedo ser etiquetado de peligroso neocon. Si, por otro lado, también afirmo que creó las bases de un capitalismo nada compasivo que mira para otro lado cuando el sistema financiero perpetra sus tropelías, que cercenó todo sentido solidario ("No hay sociedad sino individuos", proclamaba ufana) y que por tanto tiene una parte importante de culpa de lo que hoy está pasando, paso a ser un izquierdista resabiado.
Envidia cochina les tengo a los convencidos de una u otra visión. Ser un relativista equidistante, carente de convicciones, va a terminar llevándome al diván…
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