En la música moderna un "riff" es una sucesión de notas que, repetidas sucesiva y machaconamente, forman la espina dorsal de una canción. Es muy famoso por ejemplo el "riff" de Keith Richards de "Satisfacción" de los Rolling Stones, el de "Smoke on the water" de Deep Purple, etc. Esas notas caracterizan a aquellas canciones y son sus distintivos más emblemáticos.
En nuestra vida diaria convivimos con otros "riffs". Son los sonsonetes repetitivos y cansinos que nos machacan cada día hasta la saciedad. Consideremos por ejemplo el de los amigos ecologistas. Ellos, erre que erre, siempre tocan el mismo "riff". El "riff" ecologista". Su "canción" siempre es la misma. "Play it again, Sam". Para estos autos convencidos de su papel en el mundo cualquier pequeña obra que mejora el entorno es un paso hacia la destrucción del territorio, un atentado contra el medio ambiente y una degradación de la "natura" (en menorquí: "naturalessa"). Su visión unidireccional siempre se apoya en las mismas exageraciones. Siempre denunciando permanentes "atentados" a la Madre Tierra ("Mother Earth") que auguran la inminencia del anunciado Apocalipsis bíblico. "¡Abróchense los cinturones, nos caemos!". Así lo vemos cada día en Menorca donde parece que vivimos permanentemente en el umbral de la Destrucción Final. Y es por eso, por nuestro bien, por lo que quienes tocan el "riff" ecologista nos protegen y se oponen a todo cambio.
Si alguien propone que los visitantes de las playas "abandonadas a la buena de Dios" (pero abarrotadas de gente e infectadas de cremas solares) puedan disfrutar de acomodo, alimento y salubridad mediante la instalación de pequeños merenderos inmediatamente se declara "el estado de sitio ecologista", si unos valientes inversores quieren levantar un complejo acuático que dinamice el sector del que vive casi toda la isla…. son "ipso facto" marcados a sangre y fuego como depredadores del territorio. Si alguien se atreve a reconstruir y reformar cualquier finca derruida y abandonada por su nula rentabilidad salvándola de la destrucción final y transformándola en rentable y rica… esos seres untados del saber universal los declaran inmediatamente personas "non gratas" por osar oponerse a lo que su dictadura ecologista considera "the rigth thing to do". La cólera de Aguirre es lanzada contra quien osa dudar del dogma ecologista.
Estos días hemos vivido otra muestra de ese histerismo. Esta vez ha tocado al turismo náutico. Es curioso comprobar cómo quienes desde el CIM subvencionaron con dinero público al turismo barato del "todo incluido" (que difícilmente aporta ningún beneficio a la mayor parte de la vida comercial menorquina: no reservan coches de alquiler, no acuden a restaurantes, no entran en los comercios, etc) son los mismos que pretenden prohibir el turismo náutico de alto poder adquisitivo que Menorca necesita. Incluso se han fotografiado, orgullosos de su hazaña ante la historia, para inmortalizar que son ellos los que prohíben la evolución de Menorca como una isla turística de calidad. Siguiendo la moda del escrache ¿para cuándo una quedada ante las sedes de quienes se oponen al desarrollo de la Isla? ¿Es posible que "consellers" del CIM apoyen la prohibición de un puerto deportivo que crearía riqueza y atraería turismo de alto poder adquisitivo cuando son los mismos que con dinero público apoyaron subvencionar la invasión del turismo del "todo incluido" que bien poco aporta a la isla?
El ecologismo selectivo es una actitud de estrategia política. Quienes nunca criticaron ni pusieron trabas a las terribles obras de sus correligionarios (el dique de Ciutadella es el mayor atentado real contra la costa menorquina) ahora lo hacen.
El turismo es el mayor protector del ecologismo. Nunca Menorca había sido / estado tan verde. Nunca se habían plantado tantos árboles, nunca se habían visto tantas plantas, nunca el verde había sido tan evidente en zonas antes áridas. Nunca había habido tanta agua en nuestro subsuelo. Vivimos en una Menorca verde gracias, en buena parte, al turismo. Turismo y progreso van de la mano. En nuestro mundo desarrollado no es posible el ecologismo sin riqueza. La pobreza daña el equilibrio ecológico porque depreda los recursos para que la gente pueda sobrevivir. Pobreza es destrucción.
De igual manera que el capitalismo (socialdemócrata) ha mejorado la vida de la gente, el turismo ha mejorado la ecología del lugar donde se asienta. Menorca debería de recapacitar sobre su triste dependencia del "riff" ecologista. Especialmente porque todo cambia y nada es y ya lo dijo Michel de Montaigne: "Cuántas cosas que ayer considerábamos artículos de fe hoy sólo nos parecen fábulas". Y yo añado: nuestras abuelas consideraban al pescado azul como malo para la salud. Ahora resulta que es muy beneficioso. ¿No le convendría ya a Menorca cambiar de "riff" de una puñetera vez?
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