Mi amigo Omar, un menorquín nacido en Córdoba Argentina, me dejó un libro que había traído de su último viaje: Argentinismos, escrito por Martín Caparrós, un escritor que ha vivido entre Madrid y Nueva York y que ha recibido, entre otros premios, el Planeta.
Caparrós hace un recorrido por distintos términos para realizar una radiografía a fondo de Argentina, pero les aseguro que gran parte del libro parece escrito pensando en nuestro país, baste un botón de muestra: "Democracia: sust. fem. sing. Régimen político basado en la entrega del supuesto poder ciudadano a un pequeño grupo de especialistas altamente desprestigiados, llamados políticos. Se sostiene en un mito que pretende que el pueblo gobierna porque una vez cada tanto vota por esos políticos, transformados en candidatos de quienes nadie espera que cumplan lo que prometen", esta definición es completamente válida acá y allá.
Demoledor e irónico a partes iguales Caparrós realiza una serie de reflexiones que hacen pensar al lector. Una de las que más me llamó la atención y que quiero compartir de la manera más resumida posible con ustedes es la siguiente: muchas veces se defiende la democracia con el argumento reduccionista que es mejor que una dictadura, el propio Churchill dijo aquello de que "la democracia es mala pero no hay ningún régimen mejor".
Es obvio que una democracia, por deficitaria que sea, es mejor que una dictadura, y es evidente también que ante el desprestigio, ganado a pulso, de la casta política caemos en el riesgo de que surjan líderes populistas y demagogos que prometan soluciones a cambio de renunciar a libertades (véase Marine Le Pen en Francia). La trampa en el argumento está en pensar que frente a democracia la única opción es dictadura, nos venden que si seguimos criticando a los supuestos representantes legítimos estamos facilitando la llegada de un régimen dictatorial, nada más erróneo. Primero porque los descerebrados que creen en las dictaduras no necesitan argumentos para reafirmar sus creencias.
Segundo porque frente a democracia defectuosa podemos optar por nuevas formas de gobierno más imaginativas y avanzadas, tal vez profundizando en la que tenemos, o tal vez reiniciando el sistema de forma global como defienden colectivos como el 15M.
A los que piensan que es imposible Caparrós les recuerda que si la humanidad ha avanzado algo en los últimos 10.000 años es precisamente porque hubo gente que se planteó cosas nuevas, de no haber sido por ellos, y siguiendo el argumento del imperialista Churchill "Séneca podía haber argumentado en la Roma del año 64 que el esclavismo es feo pero no hay nada mejor, o Pascal en el París de 1650 que la monarquía absoluta tiene sus problemas pero no hay nada mejor... pero lo que hizo que ningún hombre fuera propiedad de otro, o que un solo hombre dejara de tener derecho de vida y muerte sobre los otros, fue la convicción de unos pocos de que esos regímenes eran peores que otros que todavía no se conocían, que solo podían ser imaginados, buscados".
En resumen, queridos lectores, el sistema que tenemos no funciona una mierda, las dictaduras son una inmensa mierda aún más grande, así que o nos levantamos del sofá en busca de algo nuevo, o nos quedamos mirando la tele para ver a Falete saltando de un trampolín mientras nos preguntamos: "qué puñetas estoy haciendo con mi vida para que mis hijos hayan acabado tuiteando, ¿democracia?, o ke ase".
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