Dentro del curso "Adolescència: el repte d'afavorir el desenvolupament", me corresponde hablar del diagnóstico y del tratamiento en los adolescentes. Hasta hace muy poco, a la adolescencia se la llamaba "la cenicienta de la Psicología", por el poco interés y poca dedicación que la sociedad, y por consiguiente, incluso los clínicos dedicaban a la misma. En los últimos tiempos, en muchos niveles sociales y culturales, los adolescentes se han hecho presentes, y los adultos de diferentes instituciones han comenzado por interesarse y tener en cuenta a los adolescentes. Uno de estos campos que implican a los adolescentes es el de la salud mental. Aquí tiene cabida el Diagnóstico y el Tratamiento de los mismos.Presentaremos diversos aspectos del proceso del diagnóstico. Mostraremos un diagnóstico centrado en la subjetividad, es decir, en el sujeto; una persona que se tiende a individualizar, persona con sus aspectos propios, peculiares, que lo definen como sujeto; rechazamos tratar al adolescente como una realidad estandarizada, uniforme, clonificado.
Para nosotros el diagnóstico va más allá de la búsqueda de la presencia de síntomas que concluyen con un diagnóstico sintomático, que finaliza con encasillar al sujeto en una categorización teórica. Insistimos que un proceso diagnóstico debe incluir una devolución por parte del clínico de lo que él ha comprendido y entendido del chico y una propuesta de una intervención si es necesaria, proponiendo que el muchacho reflexione, dé su opinión. Hablamos de la tarea del clínico, "crear una relación", para ello observar, escuchar, observar y vivenciar la narración del sujeto en un diálogo, una interrelación con él, para así poder comprenderlo, entenderlo, interrelacionarnos y así, poder ayudarlo. Pensamos en la posible variedad de intervenciones terapéuticas, nos oponemos al tratamiento único, señalando la riqueza y complejidad de indicadores y contraindicadores de diferentes modalidades terapéuticas, para en una síntesis e integración final poder optar por las más convenientes indicaciones terapéuticas.
Damos muchísima importancia a la familia. Hoy los padres tienen el derecho a ser informados, clarificados acerca del mundo psíquico, de la salud, de un proceso diagnóstico, de lo que es una psicoterapia. Hay mucha desinformación y desconocimiento de estos temas, incluso por desgracia, hay informaciones erróneas, engañosas e interesadas, que no sólo no ayudan a tratar adecuadamente a un adolescente con dificultades, sino que obstaculizan los diagnósticos y los tratamientos. Es ineludible y necesario incluir a los padres, con muy variadas modalidades en la ayuda a sus hijos. Su apropiada colaboración o inadecuada reacción influyen en el éxito o fracaso de la ayuda al hijo. Mostraremos diferentes aspectos de esta relación entre padres y clínicos. Un tema que es necesario abordar se refiere a diferenciar y clarificar las conductas normales, por problemáticas que parezcan, de las conductas patológicas, engendradas en etapas de la infancia, que se manifiestan de manera más intensa y problemática en la adolescencia.
Algunos adolescentes pueden mostrar unos comportamientos raros, síntomas más propios de funcionamientos patológicos que normales; la gran mayoría son típicos y característicos de la crisis y transición adolescenciales, pero son normales; otros, en cambio, son signos de la presencia de patología. El diferenciarlos permitirá atenderlos adecuadamente. También indicaremos algunos elementos presentes en el proceso del tratamiento: demandas, actitudes del muchacho y los padres, el tema del secreto profesional, de la confidencialidad con el chico, los objetivos diferentes en el tratamiento. Un punto del que hablaremos es de la persona del terapeuta, del clínico, su formación, su actitud con adolescentes: firme , pero flexible.
Para nosotros es importante el deseo de que todos lleguemos a conocer mejor los reales y profundos procesos psicológicos que acontecen en el mundo interno del adolescente y no quedarnos en el exterior, en las apariencias del chico, en las conductas meramente externas del mismo. Finalmente, pretendemos, con nuestra tarea, acercarnos adecuadamente a los adolescentes en su transición adolescencial, con mayor estima, comprensión, respeto, cuidado, confianza y esperanza.
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