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Después de "Conversaciones con Roig", y tras el habitual paréntesis veraniego de "¡UF!", este diario inaugura hoy una sección de opinión que, bajo el título genérico de "Contigo mismo", aparecerá, de la mano de Juan Luis Hernández Gomila, los martes, con una periodicidad quincenal.

Se llaman María y Paco… O de cualquier otra forma. Son solo un paradigma de muchos… Regentaban un viejo bar heredado que tuvieron que cerrar y que apenas les daba para llegar a final de mes… Pensaste en ellos ayer domingo ojeando el suplemento de un diario. En ellos o en esos otros. Recuerda: solo son un paradigma de muchos. Te cuentan que el chiringuito al que tantos clientes fijos cogieron apego sufrió un golpe mortal con la ley del tabaco, la que aplaudiste parcialmente… Por el local, cerrado ahora, no transita ningún sentimiento; ni se abren y cierran sus puertas; ni ningún ebrio le cuenta a Paco sus querencias… Nada de humano hallaría quien entrara. La tasca se ha mudado en un número de desahucio de una de tantas entidades financieras, hoy rescatadas. Con frecuencia se preguntan por qué no a ellos, también. Se resistieron inútilmente a escribir el último capítulo de ese libro que había abierto el abuelo y continuado luego el padre y suegro… Sus hijos jamás sabrán de él, de su "día a día" con aroma a ginebra madrugadora o a vino malo tinto de noches con heridas de muerte. Se resignaron. No por voluntad. La rutina lo hizo… Pero entre todas las úlceras, la que más escuece es la que les produjo una noticia de la que, tras un periodo de silencio (todos os acabáis resignando, no por voluntad, pero sí por rutina), daba cuenta, refrescándola, sí, un suplemento dominical…
Se refería al futuro aterrizaje de las "Eurovegas" en Madrid. En el reportaje se señalaba, de manera explícita, que las autoridades (que tanto velan por vuestra salud), cambiarían todas las leyes que lo precisaran para facilitar el gran acontecimiento con el que, tristemente, se inaugura casi un siglo. Se incluía, naturalmente, entre esas leyes, la del tabaco… La que se mudó, para María y Paco, en tiro de gracia… Y es que Mr. Marshall fuma…

Triste país aquel –piensas– en el que la modificación de sus leyes se efectúa no a tenor de unos principios de igualdad, justicia y equidad, sino a raíz de unos intereses meramente económicos… Nuevamente, en el mar de la indignidad, los pequeños peces sufren el sueño de los justos, soterrados bajo las arenas de la indecencia, mientras los de gran tamaño lo transitan, plácida e incomprensiblemente, fumando un puro…