Esos héroes y villanos de antaño han envejecido. José María Ruiz Mateos, vestido de Supermán, amenazó al entonces ministro Miguel Boyer, el expropiador; "Que te pego, leche". Finalmente, la abeja renovada encontró nuevas víctimas a las que clavar el aguijón.
Al ver ayer las imágenes del patriarca renqueando, aunque bien vestido, recorriendo el jardín de su finca, para emocionarse ante los medios pidiendo una justicia, a la que se niega a acudir, sientes una lástima injustificada. Ruiz Mateos ha visitado Menorca en muchas ocasiones, atento siempre a lo que mejor sabe hacer, comprar e invertir sin poner un duro de antes o un euro de ahora. Así compró Quesería Menorca a Kraft, con la cartera vacía, asumiendo el personal mientras hipotecaba una empresa llena de esperanzas para llevarse el dinero quién sabe dónde. Además jugó con la necesidad de quienes esperaban un salvador y no un expoliador.
José María Ruiz Mateos no ha perdido en todos sus años de andanzas su mirada perdida, de cierto cariz iluminado. Esa pose de desconexión de la realidad no le ha impedido llevar a cabo acciones que han perjudicado a muchos y que nadie ha sabido impedir, a pesar de que la advertencia de que nos la iba a pegar venía de lejos, tenía antecedentes. Ahora, ese hombre mayor vuelve a interpretar el papel de víctima para proteger a su prole empresarial. Ya no le cabe el traje de superhéroe y quizás nunca llegue a ponerse el de rayas, para el que seguramente ha hecho méritos suficientes.
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