Emilio Calatayud tocó un día una tecla que le ha dado fama. Lo único que hizo fue recordar que hay que ejercer de padres. Quizás el tono socarrón de un manchego manchado de andaluz (ejerce en Granada) despertó sus mejores capacidades como un gran comunicador. En su conferencia en el Teatre Principal, en el marco del Foro Menorca, dijo casi las mismas cosas que en 2008, cuando ya visitó la Isla, pero sonaron con la misma fuerza y, sobre todo, con la misma sensación de necesidad.
Lo mismo ocurrió en las conferencias de Álex Rovira y Luis Rojas Marcos. Algunas de las personas asistentes han agradecido al diario que haya organizado estas conferencias. Hubo quien se emocionó al tratar de cuestiones que le afectan profundamente. Otras personas lo han criticado porque les repelen las lecciones magistrales o se ríen de los manuales de auto-ayuda, tan abundantes en las librerías. Incluso algunos se recrean en vislumbrar contubernios y maquinaciones de largo alcance y destino incierto.
Yo me quedo con la sonrisa de una persona agradecida a la que alguna de las conferencias del Foro le ha ayudado.
Hay quien piensa, incluso en el mismo diario, que un periódico no debe dedicarse a organizar foros, sino a la labor propia, a publicar noticias. En parte, organizamos foros porque forma parte de nuestra lucha por la supervivencia. La otra parte busca la sonrisa tan poco habitual de quien agradece un esfuerzo o un regalo. Entonces ha valido la pena.
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