Septiembre de 1903. El dique de Subic en el puerto de Mahón. Fotografía Femenías (archivo M. Caules)

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Preocupados estaban los mahoneses a principio del siglo XX, como lo estuvieron sus antepasados, tanto que escribieron un edicto en el cual se manifestaban, llamando la atención a las autoridades sobre el abuso que cometían los vendedores de los mercados, apenas percibían la llegada de alguna escuadra a nuestro puerto. Dando lugar a que las visitas de los marinos extranjeros en vez de ser motivo de alegría, fuera de odio por el pobre obrero que apenas ganaba para comer, era un peligro para su sustento y el de sus hijos.

El vapor "Nuevo Mahonés" llegó portador de la correspondencia de la escuadra francesa.
Al día siguiente tuvieron lugar las pruebas de sumergimiento del dique flotante, si bien no estaba fijado el día que se efectuarían las generales con el Carlos V. Las últimas noticias sobre el mismo derivaban que se estaba trabajando en la instalación de la electricidad en el mencionado dique.

Aquel mes de octubre de 1903, fue recordado mucho tiempo, los temporales fueron de primer orden, en las playas de Son Saura (costa norte de la isla) embarranco el bergantín goleta italiana Luisa. La tripulación se salvó si bien el casco del buque se perdió. Iba cargado de hierro.

Don Juan Victory Taltavull, alcalde presidente del Ayuntamiento de esta ciudad, hizo saber el jueves 29 del corriente, a las nueve de la mañana que se organizaría en el muelle de Cala Figuera el cortejo fúnebre que debía acompañar al cementerio municipal los restos de los heroicos militares y marinos franceses que fueron del ejército expedicionario de Argel en 1860 y fallecieron a causa de sus heridas en el Hospital Militar de esta Plaza, siendo enterrados en un cementerio provisional que se habilitó en la orilla norte de nuestro puerto , siendo trasladados sus restos al cementerio católico de esta ciudad.

El comunicado se expresaba en estos términos:
El cortejo se dirigirá por la cuesta de Cala Figuera y carretera de Villa Carlos, recorrerá el siguiente trayecto. Calle del Castillo, plaza Príncipe, plaza del Carmen, calle y plaza de Arravaleta, calle Nueva, Hannover, Doctor Orfila, Cos de Gracia y camino del Cementerio.
Rogándose a los vecinos de las calles por las cuales debía pasar el cortejo se adornaran los balcones y ventanas con colgaduras. Rogándose para mejor solemnidad al acto, se suspendieran todos los trabajos de la mañana del jueves en las oficinas, fábricas, talleres y obras de toda clase y que los comercios cerraran durante la ceremonia. Quedando prohibido desde las ocho de la mañana hasta media hora después de terminado el acto en el cementerio, por las vías referidas, de todo carruaje o vehículo que no pertenezca al cortejo fúnebre. Los coches que prestan el servicio de Mahón a Villa Carlos establecerán su parada frente al Camí Verd. A fin de que el recinto de los cementerios quede expédito para el cortejo, no se permitirá en él la entrada al público hasta después de despedido el duelo.

Descripción del cortejo militar. Rompían la marcha las bandas de tambores, cornetas y música del acorazado almirante Saint Louis y al frente de ellas el tambor mayor, que con las evoluciones de su gran maza, nos recordó a los viejos más felices tiempos y fue la constante admiración de la gente menuda.

Una compañía de desembarco del Saint Louis con las armas a la funeraria, formaba un cuadrilátero, dentro del cual iban el cuerpo fúnebre y todas las comisiones militares presididas por el contra-almirante Mr. Bouvet. Resultó tan imponente esta parte del cortejo, que merece descripción especial.

El carro fúnebre, artísticamente obra debida al profesor de dibujo del Instituto, don Francisco Hernández Sanz, consistía en una gran plataforma negra con colgaduras también negras que llegaban hasta el suelo, las franjas y adornos eran dorados, sobre la plataforma iba colocado el féretro que envolvía el pabellón francés, en los cuatro ángulos de la carroza, pebeteros con incienso y en los puntos laterales intermedios, dos faroles del mismo orden. A los lados de las colgaduras, coronas de laurel con botones de oro, circuyendo las armas de la República francesa y en la parte posterior otra corona de laurel con el escudo de Mahón. Estas coronas iban entrelazadas con cintas de los colores nacionales franceses y gasas negras. De los pebeteros pendían cuatro preciosas coronas de flores naturales, tanto en los pebeteros como en los faroles ostentaban artísticos lazos de crespón. El carro iba tirado por seis muchas empenachadas y enlutadas, siendo conducidas por soldados de Artillería. Sobre el féretro fueron colocadas por los marineros de la escuadra dos magnificas coronas de flores artificiales llevadas desde París con las siguientes inscripciones: L'Agence consulaire de France a Mahón y les Marins Francais a leure Compatriotas Militaires et Marine Decedé a Mahón (podría continuar con los actos llevado a cabo aquel día que quedó gravado a los hijos de esta población).

Quedándome un interrogante, al que no encuentro respuesta. Si aquel lejano octubre de 1903, se dejó vacío el cementerio de la ladera norte, disponiendo desde aquel instante de un panteón en el cementerio católico de Mahón. ¿En la actualidad, se encuentra algo en aquel viejo recinto portuario? Parece ser tan solo quedaron las piedras, de los viejos tumultos, que no los trasladaron, ya que no precisaban de ellos.

Antes de continuar con la información de lo que debió ser aquel histórico cortejo, decir que la traslación de los restos de los soldados y marinos franceses que fallecieron en la Isleta del Rey y fueron enterrados en el cementerio francés el año 1830, se debió a la iniciativa del exvicecónsul de Francia don Pedro B. Valls.

El señor Valls, al ver el estado ruinoso de aquel cementerio y temiendo que los restos humanos allí sepultados sufrieran profanación, concibió la idea de trasladarlos al cementerio católico de Mahón, para lo cual solicitó en 1875 la debida autorización del señor Obispo.

Inconvenientes que no vienen al caso relatar impidieron la realización, pero el señor Valls persistió en su día, insistió y en distintas épocas sobre el mismo asunto sin resultado, hasta que por fin aprovechando la ocasión de hallarse el obispo señor Castellote en la cámara del almirante Mr. Fournier, la ultima vez que la escuadra francesa estuvo en Mahón, hizo en presencia de la plana mayor de la escuadra la petición, su petición verbal y el señor Castellote ofreció su palabra de honor al vicecónsul de que daría las ordenes oportunas para que la Iglesia no pusiera impedimento alguno a la traslación de aquellos restos al Cementerio católico mahonés, suplicándole que se avistara con el ecónomo señor Morillo y con el cura del cementerio señor Panedas, que fue uno que más hizo y contribuyó para que se les concediera sepultura decorosa.

El señor Valls se dirigió a Mallorca para tratar este asunto con el señor cónsul general Mr. Agel, el cual consiguió que la sociedad "Souvenir Francais" dedicada a sufragar los gastos para dar sepultura honrosa a todos los militares y marinos que murieron en defensa en defensa de la patria, dedicara una cantidad para erigir un mausoleo apropiado. Desde entonces Mr. Agel ha llevado la dirección de los trabajos y comunicó las órdenes precisas al encargado del vicecónsul en Mahón, Sr. D. Juan F. Taltavull, quien con el celo que le distingue, apoyó la propuesta, resaltado que el meritorio trabajo se debía a don Pedro Valls.
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margarita.caules @gmail.com