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Los sentimientos verdaderos se muestran y se demuestran con hechos tanto en las relaciones humanas como en los distintos planos de la vida. Las grandes palabras y las majestuosas declaraciones sólo forman un débil y frágil nido donde se refugia la demagogia, en la cuna donde se mece el populismo o su ahijado, el interés particular. Las palabras se las lleva el viento de la fanfarronería. Sólo los hechos constatables permanecen. El amor se demuestra, no se predica.

Proclamar a los cuatro vientos un inmaculado amor hacia alguien o hacia algo, por ejemplo a una isla, no es difícil (la labia es fácil). Más difícil es transformar ese amor en algo palpable, en algo sólido y comprobable, en algo que aplicado a la vida diaria redunde en beneficio de esa isla y de la felicidad de sus habitantes. La política ¿no debería ser, no es, el arte de mejorar la vida de tus conciudadanos?

De cara a las próximas elecciones vemos como la mayoría de los partidos políticos aseguran amar a nuestra tierra y querer lo mejor para ella. Para conseguirlo proponen diversas medidas y todos ellos presentan distintos proyectos según sus ideologías. ¿Son todas creíbles? ¿No existen distintos grados de credibilidad?.
Naturalmente los que ya han tenido oportunidad de gobernar (o lo vienen haciendo desde hace ya décadas, como por ejemplo los socialistas en Mahón) poca novedad pueden ofrecer ya que la propaganda que ahora puedan inventarse para intentar vender su oferta de siempre deberá de ser sopesada, comparada y juzgada a la vista de lo que han realizado, o no, en los años que han gobernado este ayuntamiento. Intentar vender como novedad o renovación a un equipo ideológico que lleva tres décadas en Mahón es mofarse del ciudadano. La realidad desenmascara la propaganda, incluso la pintada.

Pasa lo mismo con el gobierno del Consell Insular. La coalición que ha venido rigiendo los destinos de Menorca desde hace ocho años, dos legislaturas, formada por los socialistas y por el eco-nacionalismo ¿ha mejorado la vida de los menorquines? ¿ha logrado que la Isla progrese?. Muchos ciudadanos creen que la respuesta es evidentemente no.

Menorca presenta los peores resultados económicos (en todos los niveles) de todo el archipiélago balear. Sufrimos la peor cifra de paro. La educación es un drama. La burocracia hace verdaderos estragos y ahuyenta a los inversores. Un escrito aparecido en la prensa local hace unos días ha puesto el dedo en la llaga. Un profesional relataba la inaudita odisea que representa hoy en la Isla pretender abrir un agroturismo. El escrito en cuestión denunciaba los ocho años (¡ocho años¡) de espera ... hasta el momento y "still waiting".

Quienes avalados por el fracaso evidente pero con los bolsillos llenos por diversificados sueldos pretenden ahora repetir deberían de presentar cuentas de por qué no se ha solucionado el problema del transporte, vital para el desarrollo de Menorca. Deberían de informar de por qué no se ha ahorrado en la explotación de la administración menorquina, por qué no se ha mejorado la espina dorsal de la comunicación viaria (y económica) de la Isla, por qué no existe seguridad jurídica en muchos niveles de la administración y por qué la administración carece de una mínima celeridad.

Muchos menorquines creen que la Isla está siendo humillada por las políticas restrictivas y liberticidas que se han llevado a cabo. Muchos de esos políticos que dicen amar tanto a Menorca viven en una realidad utópica, en una ficción. ¿Cuántos de ellos han pagado alguna vez una nómina a final de mes?. Deberíamos evitar la correspondencia de cuanto más amor por la Isla, mayor pobreza.