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Nueva Rumasa (Quesería Menorquina) ha decepcionado. Gestiona la fábrica donde creció "El Caserío" y cuenta con una demanda suficiente para garantizar la rentabilidad. Sin embargo no puede adquirir materia prima para fabricar debido a las dificultades financieras del grupo. El problema no es puntual, se arrastra desde hace meses, lo que ha provocado que los trabajadores hayan perdido la paciencia, después de actuar con prudencia y con la esperanza de que Quesería Menorquina aportara soluciones. Ahora se anuncia la vía judicial, administrativa y posiblemente penal. La empresa se encuentra en un punto crítico, de difícil retorno. Nueva Rumasa tiene una responsabilidad social y debe dar una solución a la hipoteca de 15 millones que pesa sobre las instalaciones. Por su parte, el Govern y la administración central han de implicarse para facilitar la continuidad de la fábrica, por las 180 familias que dependen de ella y por la importancia que tiene para la economía insular. La gestión afectada por la dependencia de Nueva Rumasa ha provocado una nueva crisis que se ha de superar con alternativas que ofrezcan estabilidad y una visión de futuro. Esperemos que existan.