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"El actor Morgan Freeman ha muerto en su casa de Burban". Esta era la triste noticia que la CNN difundía el pasado jueves a través de su perfil en Twitter. Mientras medio mundo lamentaba tan trágica pérdida, el protagonista de "Invictus" estaba tranquilamente tomando un té ignorando que ya había pasado a la historia.

Tras la conmoción y confusión, que se prolongó durante varias horas, el prestigioso medio norteamericano "resucitaba" al artista publicando el siguiente tweet: "La CNN no publicó la muerte de Morgan Freeman. El rumor es falso. La cadena de televisión investigará agresivamente este engaño". De momento, no se sabe si realmente fue un error interno o la "broma" de algún 'hacker' informático.

Esta anécdota es solamente un ejemplo del lado más resbaladizo de la transmisión de información en tiempo real (real time web), en este caso a través de Twitter. La utilización de la red social por parte de los medios de comunicación se ha extendido rápidamente. Las ventajas son evidentes: nos enteramos de una noticia en el mismo momento en el que se está produciendo. Recientemente, se ha podido comprobar en casos como el terremoto de Haití o la cobertura del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Además, la herramienta también permite a los usuarios la posibilidad de ser comentaristas de la actualidad, aportando opiniones o nuevos datos.

Twitter nació en 2006 y se le reconoce fácilmente por su mascota, el simpático pajarito azul. El crecimiento ha sido imparable y las posibilidades inmensas. A la pregunta de ¿qué estoy haciendo ahora mismo?, el universo que se abre en solamente 140 caracteres es infinito. Pero hay que ir con cuidado con el ruido excesivo de las "aves" ("tweet" significa trino) que circulan por este ciberespacio. Aquí cada uno habla de lo que quiere y el exceso empacha. El receptor debe seleccionar entre tanta información y los medios de comunicación hemos de actuar con responsabilidad. Y en la red la precipitación nunca es buena, no sea que nos pase como a un actor aficionado que solamente tenía que decir la frase ¡Viva Carlos Quinto! y lo que salió de su boca fue un ¡Viva quirloscanto!