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La información que abre hoy el periódico descubre algo que siempre se ha sospechado, las condiciones de privilegio vacacional de los funcionarios de Sanidad. El Lazareto, isla que explica importantes episodios de la historia menorquina y que alberga además un rico patrimonio arquitectónico, se ha convertido en territorio privado durante los meses de verano y de difícil acceso para el público durante el resto del año. No hay prácticamente visitas ni actividades más allá de la Escola de Salut Pública que se celebra en septiembre.

Hay quien entiende que la titularidad del Ministerio es la mejor garantía de conservación y que gracias a ese uso restringido el conjunto monumental permanece en buen estado. Seguramente son más y con mejores razones quienes consideran que deben compatibilizarse mejor esos derechos vacacionales con el acceso regulado al ciudadano interesado en conocer el recinto. Y deben ser también bastantes los que apoyan la idea de ubicar un parador de turismo, que la negativa de oficio del Ministerio y el escaso fuelle reivindicativo de nuestras instituciones abortaron a las primeras de cambio. Como patrimonio público, el Lazareto debe servir al interés general.