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Una de las palizas para los periodistas es tener que ir a buscar un titular a un pleno municipal. Habitualmente, las sesiones suelen ser aburridas, ya que los temas que se han de someter a votación ya han sido "mareados" o vendidos previamente en la prensa y el voto, salvo sorpresas, está decidido. El contenido restante suele ser un diálogo de sordos entre gobierno y oposición. Fruto de este escaso interés, los ediles no tienen más público que los sufridos informadores.

Pero hay dos casos en los que hay que ir con cuidado, porque nunca se sabe qué puede pasar. El primero es Ciutadella (que además tiene el aliciente de una incógnita: ¿que día acabará?) y el segundo, Sant Lluís. En ambas salas, no exentas de tensión, también se dan instantes inusitados. En Ponent, últimamente parece que hay cola de colectivos que quieren expresar su protesta. La más llamativa que se ha producido recientemente es la de los andaluces con trajes tradicionales. En el otro extremo de la Isla, el miércoles hubo una discusión un tanto chusca sobre cinturones y pantalones. Pues eso, que los plenos son aburridos, aunque a veces se producen espectáculos (no calificaré de qué tipo).