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Estos últimos días los representantes de Vox en las instituciones están demostrando lo alejados que se encuentran de la realidad de la calle que pisan los ciudadanos. Que la princesa Leonor reciba algún tipo de reconocimiento en Mallorca no constituye una prioridad, ni siquiera para ella. Que la bandera arco iris, que representa al colectivo LGTBI ondee en el balcón delParlament tampoco parece ser un problema, pues desde hace años así se hace con motivo del Día delOrgullo y nadie ha protestado. Más allá de las preferencias ideológicas o religiosas de cada uno, la ciudadanía tiene claras cuáles son las cuestiones importantes y las urgentes.

Los problemas acuciantes son la vivienda, los bajos salarios de los jóvenes, la masificación, la suciedad y la delincuencia. Ver que algunos políticos pierdan tiempo, esfuerzos y dinero en debatir cosas que ni aportan ni interesan resulta desolador. La clase política forma parte de lo que la mayoría considera «privilegiada», por sus salarios y la capacidad para cambiar las cosas. Sin embargo, observamos como elParlament, los consells o los ayuntamientos se convierten en espacios pugilísticos para el enfrentamiento politiquero, mientras los problemas se eternizan y la percepción de la política se deteriora más. Es hora de cambiar de tácticas y cumplir el mandato para el que fueron elegidos los políticos.